Decía el genial Grouxo Marx que no hay nada tan serio que no se pueda decir con una sonrisa. Es verdad que la frase es muy discutible o propia de un tipo de personalidad influida por la forma de ser de los americanos. Está claro que cuando se pierde a una persona querida, hay una ruptura sentimental turbulenta o hay que comunicar una enfermedad, la sonrisa no parece una muy buena opción. Pero sí que lo es cuando al comunicar una mala noticia que afecta a la persona que la cuenta, se le ofrece como refugio momentáneo, incluso acompañada de un abrazo o un comentario con buen humor (siempre y cuando el ingenio y la autocensura sean rápidos y adecuados).
La Sonrisa es la seña de identidad de la gente grande, según mi opinión. Y hay sonrisas tan agradecidas que te dan la vida aunque tu comentario o conversación no sean dignos de ellas. Es una labor en el mundo en que vivimos que cada vez se valora menos, cuando dirigimos nuestra mirada en una reunión al móvil o las redes sociales (algunas de ellas, por qué no decirlo, sitios idóneos para también sacar una sonrisa). Es lo que yo intenté al hacerme un Twiiter porque soy una persona a la que le gusta mucho sacar sonrisas, aunque sea a costa de hacer el payaso o decir (o escribir) alguna que otra idiotez. También lo suelo usar como medio para expresar mis inquietudes y algunas veces lo uso en serio. Pocas la verdad. Pero... ¿y si vamos un nivel más allá?.
Hace poco hablaba con una persona a la que quiero mucho que tuvo un momento de bajón puntual. Yo, acostumbrado ya muchas veces a ser psicólogo improvisado, le dí un remedio que le arrancó lágrimas pero no fueron de pena precisamente. Ya he hablado de él muchas veces en mis redes sociales y creo que en este blog. Se llama Antonio Reguera y es un músico, cómico, artista (no encuentro palabra para definirlo) que puede sacarte carcajadas solo oyéndolo cinco minutos. Y pensé de repente: "qué gran oficio ese de arrancar carcajadas a los demás". Qué noble arte el de hacer que la gente se olvide aunque sea un ratito de sus preocupaciones y suelte risas incontrolables por un comentario tuyo.
Pasa lo mismo con muchos autores del Carnaval de Cádiz en la modalidad de chirigotas o cuartetos. En realidad, yo siempre tuve la vocación de payaso. Tambien lo dije en este blog, siendo el término "Payaso" uno de los más honrosos y bonitos del mundo, puesto que es una persona que se dedica a repartir felicidad para comer. Monologuistas, contadores de chistes, chirigoteros, payasos, todos tienen en común, hacer que las cosas de la vida dejen de importar por un momento, o que importen para arrancar una sonrisa. Lo cual me lleva a la siguiente conclusión por la que se me ha ocurrido escribir esto:
Hay personas en la vida que no se dedican profesionalmente a hacer reír. Pero lo hacen. Hay personas en la vida que no se dedican profesionalmente a hacer que nos olvidemos de los males de la vida por un rato. Pero lo consiguen cuando estamos con ellas. Hay personas en la vida que pueden estar llorando por dentro porque tienen sus problemas, pero de cara a la gente que les rodea, prefiere hacer como el personaje de "Chaendler" en Friends y usar el humor como mecanismo de defensa y hacernos reír. Y lo logran. Y esas personas cuando uno las tiene cerca, son fácilmente reconocibles y he ahí mi consejo. Conservadlas. Sonreid. Reid. Porque es el único pago que ellos agradecen para su dosis de ingenio gratuito. Por el que no hay que pagar una entrada ni vestirse adecuadamente.
Vale un ratito, una cerveza, un partido de fútbol, una coincidencia en la calle. Este es mi homenaje a todos los amigos que tengo que saben hacerte sonreír solo con abrir la boca una o dos veces. Y este es mi homenaje a todas las sonrisas bonitas que tengo a mi alrededor y que de vez en cuando yo arranco casi sin querer, porque las paridas me salen solas. Estoy rodeado de personas que sonríen y a las que ODIO ver serias. Será que mi personalidad es parecida a la de Chaendler, y me agobia cuando una persona a la que estoy acostumbrado a ver sonreír o reír, se me pone seria. La sonrisa, esa prenda de ropa que es la que mejor sienta a determinadas personas que tengo cerca. Risas, Sonrisas y cosas de la vida. Esa vida que a veces se descojona de nosotros... ¿no os parece inteligente, pagarle con la misma moneda?
Seguro que vosotros podéis y tenéis gente así cerca. Riámonos de la vida, porque es tan hija de puta que cuando le toca a ella, es capaz de hacernos mucho, mucho daño. Por eso mi reflexión: Venguémonos de ella riéndonos a cada instante, que pa llorar ya habrá tiempo...
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