21 septiembre 2014

BUEN VIAJE, TOCAYO.

Hay veces en que al destino le da por jugarnos bromas macabras. Es la sensación que, casi diez horas después de haberme enterado de la tristísima noticia de la muerte de Paco Moya, sigo teniendo. Yo en este post no podré igualar la categoría de mi aflicción por Paco a la de su mujer, sus hijas, sus familiares, sus amigos cercanos, o sus compañeros de la peña "Amigos de la Guitarra". Yo no me las voy a dar de nada con Paco. Mis primeros contactos con él fueron cuando casi era un pequeño y no tenía uso de razón, y mi madre me llevaba a comprarme ropa a la tienda donde él trabajaba. 

Luego de mayor la primera vez que lo oí, como conté en mi Exaltación a la Saeta que organiza la peña "Amigos de la Guitarra", fue cantando la oración de cada Viernes Santo a la salida de la Hermandad del Silencio de Carmona. Poco me imaginaba yo aquella primera vez que lo escuché, que luego esa plegaria, su voz, su mano abierta y su sien plateada desde aquel balcón, adornarían mi Estación de Penitencia bajo la túnica de la que se ha convertido en la otra Hermandad de mi corazón. Que iniciaría mi camino con él cada Viernes Santo. Decía en aquella Exaltación en la que (en vida, como creo que debe hacerse) le rendí mi público y particular homenaje, que esa salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno quedaría muy huérfana el día que ya no estuviera Paco cantando la ironía de "la justa sentencia que mandó hacer Poncio Pilato". Pues lamentablemente ha llegado ese día. Hoy además su familia, además del Flamenco, además de la Peña La Guitarra, además de Carmona, San Bartolomé se queda especialmente huérfana. 

Os contaré una pequeña anécdota. Yo junto con unas doscientas personas más tuvimos el privilegio de oírlo en San Bartolomé, en medio de un estremecedor Silencio uno de los años que por lluvia la Hermandad de Nuestro Padre no pudo salir. La Hermandad decidió hacer un Via-Crucis que entre la humedad, y el tener tapado el rostro, amén de permanecer un buen rato parados en el mismo sitio, a los nazarenos se nos hizo eternamente duro.  Pero las estaciones estaban pensadas para ser rezadas, y en determinados momentos, chicotás de los pasos, música de capilla y los saeteros que cada año cantan en la calle a Nuestro Padre regalando una saeta cada uno. Y allí estuvo Paco Moya, regalándonos el oído a todos los penitentes bajo nuestros antifaces, y aliviándonos el suplicio de las condiciones de aquel Viernes Santo de lluvia torrencial. 

Luego para mí fue significativo el siempre cordial saludo por la calle, tanto suyo como de su hija Raquel, compañera en mis años de instituto. Y no hablaré de su laureada carrera, con premios flamencos muy importantes, varios discos grabados, actuaciones en festivales, dentro y fuera de nuestras fronteras, no. Hablaré del Paco humilde que se prestaba a ayudar con su voz y la guitarra de Perole para cualquier cosa a la que se le llamaba. Hablaré de la sencillez y el cariño, incluso timidez, casi miedo a molestarme con el que me pidió que le hiciera unas saetas para su curso de saetas, para que los alumnos no cantaran siempre las mismas. Una tarde tardé en cumplir su petición, porque esa humildad cuando alguien es tan genial en lo que hace, es un signo de grandeza.

Fueron muchas las noches que me cruzaba con él entrando yo a ensayar con mi comparsa en la Peña "La Guitarra" y él ya disfrutando de una tertulia tras su curso de saetas, o de sus ensayos con Perole. Siempre una sonrisa, siempre una palabra cordial, siempre una broma, jamás tuvo una conversación seria conmigo, salvo la de aquella petición de que le escribiera saetas. Siempre fue un grande cercano. Por eso hoy pienso que el destino nos ha jugado a todos una jugarreta macabra, que en realidad es una auténtica putada. Así, como suena. Una putada. 

Y lo contentos que deben estar ahora en Cielo gente como "Camarón", como Chano Lobato, "Moraíto Chico", Enrique Morente o Paco de Lucía cuando lo han visto llegar. Menuda juerga flamenca deben estar montándose ahí arriba, mientras nosotros nos consumimos por la tristeza y la nostalgia aquí abajo. Me imagino la que se va a formar en su despedida. Yo sigo sin verle mucho sentido a eso de la cola para dar el pésame, y no sé lo que decidirá la familia. Para mí sería alargar mucho más un sufrimiento innecesario para ellos, porque considero que con la asistencia a la misa o al tanatorio, la despedida está más que cumplida, sobre todo si es de corazón. Pero eso es harina de otro "post".

Ahora es momento de desearle buen viaje al Maestro del Flamenco Carmonense. Ahora es el momento de decir que no me las daré de nada en este post, yo he derramado por él las lágrimas que he sentido. No lo escuché muchas veces cantar flamenco, porque no soy purista y me gustan determinados palos y el resto no los entiendo y no puedo apreciarlos. Pero si ha estado presente en mis saetas de cada Semana Santa, en cada Viernes Santo de mi vida desde hace ya casi quince años. Por eso quiero dejar aquí la letra que ya no oiré más al salir bajo mi túnica delante de Nuestro Padre, la voz del Flamenco Carmonense. 

                                            ESTA ES LA "JUSTA" SENTENCIA
                                            QUE MANDÓ HACER PONCIO PILATO
                                            PRESIDENTE EN GALILEA
                                            SOBRE EL IMPERIO ROMANO
                                            QUIEN TAL HIZO QUE TAL PAGUE
                                            PROCONSUL PONCIO PILATO

                                            ESTA ES LA "JUSTA" SENTENCIA
                                            QUE MANDÓ HACER EL PADRE ETERNO
                                            A SU DIVINO HIJO
                                            DIOS Y HOMBRE VERDADERO
                                            QUIEN TAL HIZO QUE TAL PAGUE...

Buen viaje, tocayo... Hasta siempre.
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