Pues sí, otra vez de rojo. Sí, otra vez a una final. Sí, otra vez vamos a verte, querida amiga. Copa que nos cambiaste la vida a los que vivimos esta pasión de blanco y rojo. La Copa donde dije ayer que los sevillistas hemos ido guardando tantos sentimientos, tantos recuerdos. Sí, ahí. Dentro de ese "paragüero del Ikea" como lo llaman los que nunca han podido acariciarla más que en sus sueños de envidia. Ahí van llantos, risas, brincos, gritos, goles, faltas, viajes, kilómetros, familiares, uñas mordidas, borracheras, resacas, camisetas, colores, escudos, todo cabe en esa Copa que nos cambio la vida.
Hoy he ido a trabajar con poquitas horas de sueño. Anoche me costó trabajo dormirme. Debe ser algo físico y mental que cuando pasas una tarde de nervios, luego de mosqueo, luego de decepción, luego de más nervios, y a eso de las once de la noche explotas de alegría con un grito interminable que te deja casi sin aire, abrazándote a un amigo sevillista de más de veinte años de antigüedad, y corres por la calle, y te fumas diez mil cigarrillos; luego llegas a casa y claro... el bajón no es que te deje k.o., no, más bien te impide cerrar los ojos.
Yo no quiero entrar en polémicas sobre el partido de anoche. Sólo decir que si el Sevilla tuvo suerte, es lo que llaman la "suerte del campeón" y bien que nos regocijamos de ella, como la lamentamos cuando no la tuvimos. El Valencia se dedicó a ganar el partido con dos cosas, una que me gustó: su arrojo, sus cojones, su vamos a ganar, y su acierto goleador (el primero de rebote y el segundo dando en el palo y la espalda de Beto). Otra que no me gustó: su marrullería, sus pérdidas de tiempo, su marrulleria tirando balones al terreno de juego para parar el partido, las "lesiones" inventadas....
Ayer ví el partido con un simpático Bético de mi peña que quería que ganara el Sevilla. Sí, habéis leído bien, apoyaba al Sevilla y se lo dije, pero sobre mi equipo: "Rafaé, como el Sevilla se líe a perder tiempo pa aguantar el resultado, chungo. Que el equipo que pierde tiempo en fútbol lo acaba pagando". Pero fue al revés, el que perdió el tiempo fue el Valencia y lo acabó pagando, y de qué forma. Yo creo que M'Biá no remató sólo el balón. Llevaba la fuerza de todos los Sevillistas. Así entró que Diego Alves todavía la está buscando.
Luego recordé (y os juro que es cierto) lo que mi amigo Falcón dijo en el descanso ya perdiendo dos a cero: "va a marcar el tercero el Valencia y el Sevilla marca en el último minuto". Ve montando la consulta de adivino, compadre, que lo bordaste. Y ya está, todo felicidad, todo llanto de alegría, y todo se vuelve ahora un miércoles de alumbrado de Feria de Carmona... como aquella final en Glasgow.. ¿Será una señal? ¿Creéis en las señales? Yo a veces sí... sólo una palabra ahora en mi mente.. OJALÁ.
Felicidades Sevillistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario