21 marzo 2017

A MITAD DE CUARESMA

A mitad de Cuaresma, en la Ciudad de nuestras vidas se hace más patente la metamorfosis que empezaba hace unas semanas. Aproximándose la hora del tapeo, por algunas zonas no sólo perfuma el azahar rompiendo a florecer y los guisos típicos de espinacas y bacalao con tomate, porque se cuela por los sentidos el olor potente del aceite que da cobijo al dorado que reciben las torrijas preparándose para la hora del café, cual canastilla de "pasocristo". Y algunos "templos de la gastronomía" mezclan el olor de estos manjares con el de algún incensario de barro que introduce a la mente en la época que se vive, para que el culmen de los sentidos sea completo.

En la intimidad de las noches ya suenan marchas, pero enlatadas detrás del esqueleto andante de una parihuela que hasta el día de la Semana de las Semanas que le toque, sale cuasi desnudo, soñando vestirse con sus mejores galas, para recibir en su cerviz de madera, flores y candelabros, a la Divinidad hecha Hombre de Pasión o Madre Dolorosa. Y sólo es mitad de Cuaresma, tanto para mal de quejarse por lo que aún queda, como para bien por sentir que se acerca el Tiempo.

Las miradas al cielo son inquisitivas. Los hombres mayores de campo vaticinan según su experiencia y su creencia, los científicos por las redes hacen lo propio manejando datos de isobaras y satélites. Y todos, incluido el resto oímos y vemos esta ruleta rusa de los pronósticos celestiales, a veces con la incredulidad cuando las señales no son halagüeñas y con una media sonrisa de satisfacción cuando éstas son favorables. La dualidad de la duda y la esperanza en un mapa con dibujos nunca adquiere más relevancia que a mitad de Cuaresma.

En las casas-hermandad,  el "sidol" y el incienso quemado rezuma en el perfume de sus paredes. El ajetreo de montajes y desmontaje de altares manda a mitad de Cuaresma, porque cuando vaya llegando su final, los altares que se montarán podrán andar, y el trajín de gente no será sólo el de los miembros de junta limpiando y montando. También será el de los saludos y las conversaciones en la cola de espera para sacarse la papeleta de sitio, de los que vestirán el rito de la penitencia tras un antifaz. 

A mitad de Cuaresma es tiempo para el recuerdo y la nostalgia y la risa de anécdotas de años pasados. Las tertulias se vuelven cofrades (incluso con su puntito profano) en los otros "templos", los días se alargan, se besan los pies y las manos de Dios y Su Madre y se guarda la estampa de ese año en la cartera. Todo es como una locura controlada. Como si la Ciudad aceptara ese cambio impuesto por los sentimientos, por la percepción de los sentidos de que está cambiando, de que falta poco para que llegue la Semana que más rápido se pasa en el corazón de los que la sienten. 

Se sueña, casi se palpa con la punta de los dedos que pronto en Santa María habrá una rampa para que los pies y los cuellos de Dios hagan entrada sin trabas de escalones a la Prioral. Que vendrán las bandas que le pondrán la fantasía de la música a la imagen de la devoción. Que habrá aplausos, "óles", saetas, lagrimas y silencios. Habrá "Nazareno dame cera (un caramelo en la Capital)", "A esta es", padrenuestros susurrados, algodón de azúcar y "Valencianos" vendiendo helados. Faldas cortas y mangas de camisa, chaquetas y corbatas, mantillas, zapatillas de esparto y pies descalzos. 

En fin, la locura bendita de la transformación de la Ciudad de nuestras vidas, que apenas tiene impás de tiempo entre las coplas cantadas en la calle y las saetas, entre el disfraz y la túnica, entre la música de caja y bombo y la de las cornetas y tambores. Pero se acepta este hecho con la naturalidad de lo que no es necesario. Las almas saben hacer el cambio de un día para otro y mantener los sentidos centrados en la época que toque vivir. Por eso nuestra ciudad vive ya la locura, y casi está transformada. Se siente a la vuelta de la esquina la Semana de las Semanas... y sólo estamos a mitad de Cuaresma...

15 marzo 2017

LO NIEGO TODO...

"Quien más, quien menos, 
tiró una vez la casa por la ventana,
se tatuó en las sienes una diana...
probó el veneno.

Pero yo fui más lejos,
me dio por confundir el cuándo y el dónde,
me disfracé de sabio frente al espejo,
busqué dentro del alma lo que se esconde..."

Esto sólo lo vas a entender tú, pero es la definición del "Flaco" del runrún de mi mente durante los últimos doce meses. Y si alguien quiere saber... "lo niego todo". Pero no es verdad que sólo el tiempo lo cure todo, al tiempo hay que ponerle aditivos. Corazones tan grandes y compasivos como el tuyo. Tan valientes capaces de querer de forma tan arriesgada como la barrera de una edad que envejece por horas a una mente tan torpe que confunde su alma, y lo hace capaz de volverse tan loco como para hacer inconscientemente que te brotara una herida, que quiero atreverme a vaticinar que ya es cicatriz. 

Pero hay cicatrices que significan victorias. Y ni el mayor de los guerreros por ejemplo presume con orgullo de una cicatriz en su cuerpo que signifique una victoria como por ejemplo la de tantas mujeres que lucharon contra la lacra de su pecho y lo convirtieron en cicatriz orgullosa del triunfo de la vida. Porque la vida son eso: heridas, y en nuestra mano está luchar por cicatrizarlas o dejarlas abiertas hasta desangrarnos y  morir.

Mis lágrimas de hoy eran un "no merezco esto", un "aún no he vuelto a ganarme tanto en un gesto tan pequeño y tan simple". Eran el resto de esa cicatriz con forma de culpa torpe de unos ojos que se cerraron y que tú hiciste volver a abrir. Cuando uno se mira al espejo cada día desde hace décadas y se ve por dentro, no logra entender qué hizo, qué viste, qué conjuro formuló, para que llegue de repente alguien que lo podría tener todo, y se queda sólo con uno... con lo poco que es y lo poco que tiene que ofrecerle... quizá sólo la victoria en una cicatriz.

Es el momento de que en unas semanas cumpla una promesa que hice a uno que vive en dos casas que albergo en mis pies, y al que le hice la misma herida, y esa también va a cicatrizar con una victoria, como él entró victorioso encima de una borriquita un Domingo de Ramos.  Pero si alguien pregunta, si alguien comenta, "lo niego todo". Solo otros cuatro "pilares" pueden hacerlo y se lo consentiré, ya sabes, "uno para todos y todos para uno". Por más Febreros, Cuaresmas y Veranos que vengan, juntos podremos con todo, y quién sabe, quizá antes de lo que esperas, sean ellos cuatro los que tengan que montar un pasodoble y vestirse de traje, pero si preguntan, "niégalo todo". 

Los aniversarios son sólo fechas, por eso nos damos los regalos con retraso y no creemos en el Corte Inglés. Por eso "si no te gusta, lo vendo por internet y te pillo otra cosa", por eso aquél ultimatum delante de un angelito de año y pico que cuando le preguntas de quién soy, te señala a ti. Ella ya se ha dado cuenta de la victoria. Sigo soltando lágrimas de idiota, con el "Flaco" de fondo. Estas cosas no se hacen, al corazón de un vejete con alto riesgo de infarto no se le estruja de esta manera tan maravillosa. 

Sólo una cosa. Por muchos "Rey León", y camisetas que recen la reconversión de un golfo porque llegó esa que "en la misma luna llena una el vino de la cena al café y desayunar", esta prometo devolvértela, aunque no llegue al nivel de lo grande que va en un sobre tan pequeño. Por mucho que no equipare el logro que NADIE consiguió jamás de quitarme el miedo a volar (y no sólo me refiero al avión), por mucho que siempre nos quede Roma y roma al revés, te la devolveré cuando menos te lo esperes, sabiendo que la cicatriz de la victoria luce en nuestros corazones.

"Cuando los dioses paganos
me otorguen su bendición,
terminaré la canción que te prometí un verano.
Con una condición:
que me quieras libre y partisano".

"Lo niego todo, incluso la verdad..."
"Si me cuentas mi vida, lo niego todo".


12 marzo 2017

EL RINCONCITO (COFRADE) DE LA BARBACANA

Ya os dije hace tiempo que hay  un rinconcito en la Barbacana que guarda la esencia de los lugares con arte. A partes iguales en el caldero de la magia de un barrio mágico añade: el encanto de los lugares pequeñitos, el sabor de lo casero de sus tapas, afabilidad de acoger al que llega como uno más, la añoranza de las antiguas tascas y la modernidad de las tecnologías, el frescor de las noches de verano y el calor del sol en las tardes de primavera. Todo ese caldero lo adereza con ser un sitio de barrio donde los vecinos son miembros más de la particular "parroquia" de los yantares y las tertulias con la sabiduría de la vida. También lo hace con música parida de las entrañas carmonenses de autores de Carnaval, acogiendo ensayos, o simplemente tercios de gargantas que quieran echar el rato.

Pero si algo tiene el rinconcito de "Pitos de Caña" es que sabe acompañar la vida de la Ciudad, transformándose acorde a la época que toque vivir. Y es lo que pasa en Cuaresma. Os cuento todo esto porque hoy, por poner un simple ejemplo, hasta el Hermano Mayor de una de las más importantes corporaciones religiosas de Carmona, ha conocido el rinconcito y ha bebido, junto con un tercio bastante bien avenido, del caldero de la magia de la peña. 

Además como se forman las buenas tertulias. Fruto de una llamada de un amigo a otro, de que esos dos amigos se encuentren con un tercero que pasaba por allí, esperando a un cuarto, que ese cuarto llegue, y aparezca un quinto y se agregue un sexto que ya estaba en el interior del rinconcito. Bebedizos, algún que otro cigarro y por supuesto, el humo del incienso que desde hace días ya perfuma la peña y casi la calle. En la tele del local ya cuando no manda el fútbol, hay vídeos cofrades. En la decoración de sus paredes, los carteles de Carnaval han dado paso a los de las tertulias cofrades y Semana Santa, aunque queden las fotos de los cuadros (que la esencia es la esencia) de las agrupaciones de la peña. 

¿A dónde quiero llegar con esto? Muy sencillo. No quería dejar pasar la oportunidad de promocionar ese rinconcito mágico donde se forma una tertulia cofrade a la voz de "ya", pese a ser una peña Carnavalesca. Porque la Barbacana es capaz de parir a partes iguales tanto coplas como disertaciones sobre nuestra Semana Santa y nuestras Hermandades. Con todo y eso, si además hace sol, en los veladores pueden darle las tantas, pero no importa si lo hacen con la famosa ensaladilla o el chorizo empanao del Peluco, con la tapa original del rinconcito, "el pito de caña" ; o con unos boquerones o papas bravas, o cualquier manjar de la peña que a ciertas horas, entra de maravilla, sobre todo si la tertulia se alarga (que se suelen alargar).

Es un lugar mágico, por eso creedme amigos cofrades si os digo, que os resultará toda una experiencia pasar por una peña de Carnaval, y que al entrar, lo hagáis en un rinconcito cofrade de uno de los barrios con más solera de la ciudad. Lo de hoy con esos tertulianos ha sido una prueba fehaciente. Lo del Martes Santo, cuando sale la cofradía del barrio de los barrios, también es impresionante cómo la peña surte de montaditos y bebidas a todos los que se van a ese precioso tramo del arrabal para ver pasar la cofradía. Y encima con unos precios que no tocarán su bolsillo más de lo necesario. 

No veo lugar a alargarme más en la recomendación. Al final de la calle Barbacana Baja, en el número 21 tenéis el rinconcito, para que lo comprobéis con vuestros propios paladares y resto de los sentidos. Abren de Martes a Domingo, a las doce y media y a las ocho de la tarde. Luego no digáis que no os he avisado....
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