29 octubre 2013

Feliz Halloween

Está ahí... A la vuelta de la esquina. La noche más aterradora del año (según el Tío Sam). En Carmona como no podía ser menos, también la vivimos. Somos parte de una España que adopta servilmente cualquier costumbre americana. Verán, yo tengo una teoría. 

Yo comparo mucho a los Yankis con otra potencia mundial del antiguo mundo: Los Romanos. Ellos importaban las costumbres que les gustaban de otros pueblos, las hacían suyas y las exportaban a su manera a otros pueblos conquistados. Los Americanos están haciendo igual. Cogieron la salchicha alemana, y hoy es el Hot Dog. El Hallow's Eve británico y es Halloween. Y lo peor es que nosotros, como borreguitos, nos adaptamos a sus manías impuestas, mientras ellos se dedican a pincharnos los teléfonos. Pero eso sí. Tenemos que demostrar al mundo que esto es España, y todo lo que sea que nos den la oportunidad de coger una buena cogorza, aunque tengamos que ponernos un disfraz fuera de las fechas carnavalescas, bienvenido sea.

Pero a mí me da que vivimos últimamente en un Halloween constante. Vivimos una etapa en la que "porque sí", podemos encontrarnos un día con que un/os desalmado/s, incendian un puesto ambulante bien por diversión (maldita sea la leche que un día mamaron), o bien porque contiene dentro a su peor enemigo. A ese veneno que acabaría con el mundo en el que viven: La cultura. 

Vivimos una etapa, en la que mientras hay gente en Carmona, que no tiene para comer cuando llega fin de mes, nuestros políticos se dedican a estorbarse en los plenos, en lugar de ayudarse mutuamente y de paso, ayudar así por inercia al pueblo que gobiernan. 

Vivimos en una etapa, en la que la mofa, el escarnio y el critiqueo por todo el que hace cosas por el pueblo es de dominio público, pero amparada en la cobardía de tapar al que la ejecuta. La complicidad nunca viene de la mano del que da la cara y se moja por las costumbres o la vida social de nuestro pueblo, si no que se le da al que hace el chiste de mal gusto, al que critica por detrás como un cobarde, y que suele tener uno o varios mensajeros que van a caballo del corcel llamado "se dice el pecado y no el pecador". 

Vivimos en un tiempo en que Halloween me parece más que justificado porque hay tantísimas cosas en esta ciudad que causan miedo, pena, pavor, terror... que podría ser Halloween cualquier noche. Y lo peor de todo es que creo que solo un 1% de la gente que está del lado de la verdad, de la cordialidad, y de la lucha por una sociedad sin toda esa mierda que he nombrado, nunca podremos con ese otro 99% que se siente como pez en el agua viviendo de esta forma. En un Halloween permanente.

Por suerte vivimos en un tiempo en que aún quedan algunos que dan la cara, y que rehúsan el Halloween yanki para vivir un día de Todos Los Santos, haciendo cosas por ejemplo como la iniciativa para recuperar lo que otros van destrozando. El ejemplo del grupo de jóvenes que están organizando la recogida de libros para el damnificado del incendio, me abre una ventana a la Esperanza. Por su entrega, por su iniciativa, por su compromiso, por su JUVENTUD. Ojalá alguno de estos llegue a político algún día y no cambie. Ojalá nos demos cuenta que celebrar Halloween es muy divertido, si sólo se hace una vez al año... Ojalá nos demos cuenta... como me estoy dando cuenta yo de lo iluso que soy por pensar de esta forma, y encima escribirlo en un blog...

28 octubre 2013

EL HOMBRE DE LOS LIBROS.

Hoy he conocido al "hombre de los libros del paseo".  Para los que me leéis de fuera os cuento la historia, y luego aporto algunos datos de PRIMERA MANO, para todos.

Esta pasada madrugada, algún/a desaprensivo/a, ha prendido fuego a un pequeño puesto ambulante que vende uno de los tesoros más preciados de la historia de la humanidad: Literatura. Cultura. Libros, vamos. Rápidamente y gracias a las redes sociales se tuvo conocimiento del hecho (con foto del puesto en llamas, incluida) y se ha condenado el acto. Hasta aquí bien. Ahora os cuento la historia.


He ido a cenar esta noche con unos amigos al restaurante Chino (ese que por cierto, gracias a las habladurías de este genial pueblo, está tan mal visto y donde se come tan bien y tan barato). Cuando hemos terminado de cenar, antes del postre, servidor ha salido a fumar, a eso de las diez y media pasadas. Mi asombro ha sido espectacular al encontrarme a dos voluntarios, pintando las estructuras metálicas del puesto del hombre de los libros. 

El hombre de los libros, es de Antequera. Lleva 30 años viniendo anualmente a vender sus libros a Carmona. Sin un mal gesto, sin molestar a nadie, regalando cultura. En sus propias palabras: "Es la primera vez que me pasa esto en 30 años que llevo viniendo a Carmona". Todos sus libros se han quemado. Es un dineral en pérdidas. Pero mira por dónde, resulta que dos personas cercanas a donde estaba su puesto, y la furgoneta donde el hombre dormía mientras un engendro del diablo le prendió fuego a su pan, se han presentado esta noche con botes de pintura plateada, brochas, rulos, y le han pintado sus estructuras..

Yo me mojo, y quiero que se sepa el nombre de estos dos CARMONENSES. De estas dos buenas personas. Ángel y Paco, Paco y Ángel. Desinteresadamente. Un domingo por la noche, pringados de pintura. 

Ahora os digo varias cosas más. El hombre espera mañana la diligencia oportuna de la Guardia Civil que pedirá las grabaciones de seguridad a la oficina de Caja Granada situada frente a su puesto, para ver si aparecen en las imágenes los autores, o el autor, del hecho. Mañana tendrá una reunión con el Alcalde y seguirá su camino. 

Esta noche he hablado con él. Está al tanto del apoyo que se le ha dado en las redes sociales, Twitter y Facebook, pero ha habido un momento que al comentárselo, me he sentido muy estúpido. Porque con sus ojos llorosos, me ha puesto una cara como diciendo "muy bien, pero el dinero de mi pan no me lo devuelven las redes sociales". Y rápidamente al verle ese gesto, me he sentido fatal.

Hasta aquí la parte sentimental. Ahora con la cabeza fría, dos cositas. Ya en mi Facebook tuve mis más y mis menos con Ángel Escamilla (el otro caballero era Paco el marido de una de las dependientas del Dani's Pizza). Dudo que nadie entienda que mi foto de twitter y este mismo artículo se pueda usar como promoción de una persona que forma parte de un partido político minoritario de nuestra ciudad. Porque creo que se equivocarían. Lo de hoy ha sido un acto de HUMANIDAD, de la persona, del Escamilla sin partido político de fondo, y de su amigo Paco, un currante como otro cualquiera, que han usado su tiempo de Domingo noche para ayudar a alguien que ha sufrido una putada muy gorda.

Pero si lo quisiérais, erróneamente, llevar al terreno político. También tendría una respuesta. ¿Os imagináis que nuestro Alcalde, o cualquiera de los portavoces de los grupos que gobiernan, hubieran dicho: "De reunión nada, ¿qué le hace falta, "hombre de los libros"?¿Pintura? Vamos por pintura. ¿Hay que ponerse a pintar?, Venga. Y ¿Cuánto estima que se ha perdido económicamente en el género que vende?¿Tanto? Aquí tiene. Hasta el año que viene amigo". ¿OS IMAGINÁIS A NUESTROS POLÍTICOS LOCALES HACIENDO ESO? ¿A QUE NO? Hoy la lección la han dado dos hombres de Carmona. 

La verdad, aún tengo clavada en el entrecejo la mirada brillante casi con lágrimas apunto de aflorar del "hombre de los libros". Y casi sentimiento de culpa por no ponerme yo también a pintar.  Perdonad que no le haya preguntado su nombre. Pero para los que amamos la cultura y hemos sufrido esta afrenta casi como nuestra, aunque no nos vaya el pan y la vida en ello como a él, creo que con el nombre que le he dado, con "El hombre de los libros" le hacemos un gran honor a su oficio, y la entereza que ha demostrado no culpando a todo el pueblo por lo que han hecho unos desaprensivos. 

Cuando pase un año y vuelva a montar su puesto (si vuelve, que está por ver), espero que tengamos muy presente este fin de semana, y el lunes que le toque seguir rulando por esos pueblos de Dios regalando cultura, se vaya otra vez sin género, pero esta vez sea por haber vendido todos los libros, que una vez se le quemaron en nuestro suelo.

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