27 junio 2015

HOMOFOBIA.

Este fin de semana se celebra el Día del Orgullo Gay.


Es algo más que un día señalado para muchas personas.
Va mucho más allá de unos simples estereotipos condenados.
Es la lucha convertida en fiesta de la forma más seria posible.
Hoy he decidido que es un buen día para hablar de homofobia.
Me apetece escribir y expresar una opinión al respecto.
Porque homofobia no es sólo el odio hacia los homosexuales.

Me explico. El ser humano siempre se ha movido por colectividades. Se agrupaba en círculos delimitados ancha o estrechamente según el tipo de asunto a etiquetar. Con el avance cultural y expresivo de la humanidad, las tendencias fueron cambiando. Por ejemplo se ha podido saber que la homosexualidad, era una práctica muy común, casi cotidiana en dos grandes civilizaciones de las que procedemos en muchas partes, la racial, la cultural, la ingeniera, y otras más. Grecia y Roma muestran legado de que no se hacía distinción entre sexos a la hora de dar o recibir placer sexual.

Un hombre podía elegir otro hombre (por lo general un joven) o una mujer para tener un encuentro y con las mujeres sucedía lo mismo. La cuestión es que los romanos, por ejemplo crearon una etiqueta, pero no hacia dos hombres o dos mujeres que se acostaban juntos. Generalmente era creada para el hombre que manifestaba en su forma de hablar, gesticular, andar... vivir.. más ademanes femeninos que masculinos, independientemente de sus gustos sexuales. Es lo que hoy día se conoce como "tener pluma". Desde luego es mucho más agradable que la etiqueta de "invertidos" que usaron los romanos. 

La poetisa griega Safo, propició la etiqueta de "Lesbianismo", merced a las cartas de amor que escribía a sus compañeras y amigas, en la isla donde habitaba en aquella Grecia antigua: "Lesbos". Pero las etiquetas no son la causa de esta reflexión. Las etiquetas las tenemos hoy día en todo lo que nos rodea en nuestra sociedad. El tema es que no sabría decir si las etiquetas son la causa de la homofobia, o al revés, pero hay un hecho innegable y es que van unidas. 

La homofobia (¿O debería llamarse "genofobia"?) está presente cuando miramos distinto, o despreciamos al o a la que es menos agraciado/a físicamente, o es feo o fea, o es de una nacionalidad, o color de piel diferente al nuestro. Hay homofobia cultural, religiosa, política, social... ¿nos vamos a escandalizar porque la haya sexual también? No, señor. La lucha de los homosexuales, entre los que cuento varios amigos y amigas va mucho más allá. Va más allá de reclamar "orgullo" o derechos para que las leyes los reconozcan como a los heterosexuales. Va mucho más allá, porque estoy seguro de que con lo que mis amigos gays sueñan, es con que llegue un día en la que la normalización sea tal, que ser gay o lesbiana no sea una etiqueta.

Que una persona cualquiera pueda ir con su pareja por la calle dando muestras de amor (dentro por supuesto de un límite que también entiendo para los heteros) y no se les mire o con asco o con desprecio. Os contaré una anécdota. Tengo un amigo en mi hobby del Carnaval. Al principio pasaron años sin que me diera cuenta de sus preferencias, y cuando las supe, me sentí mal porque cuando nos cruzábamos en algún camerino porque nuestras agrupaciones actuaban juntas, mi forma de saludarlo era un abrazo, un beso en la mejilla y un "¿qué pasa, maricona?". Dicho sea el "maricona" como palabra cariñosa, como se le puede decir por el sur a un amigo "capullo", o "gilipollas", o "hioputa" sin que pretenda ser insulto. 

Cuando supe su orientación sexual, seguí dándole y sigo dándole el mismo saludo cuando lo veo y él lo recibe con igual cariño. De eso se trata el "orgullo gay". No son extraterrestres, ni animales, ni te contagiarán ninguna enfermedad por tratarlos como lo que son, seres humanos con sus virtudes y defectos que cualquier otro podemos tener. Pero igual debería pasar con tanto y tanto "etiquetado" por la homofobia en nuestra sociedad. Yo haría un día del orgullo Gordo, contra el racismo imagino que ya lo habrá, un día del orgullo de los feos, otro día del orgullo del tinto frío y otro del tinto a temperatura ambiente. Yo qué sé... por hacer días ¿verdad? 

Se etiqueta a todo el que no piensa como tú, al que no tiene tu religión, al que no tiene la piel como tú, o no cumple con tus cánones de belleza de referencia. Por eso los delgados se ríen de los obesos y los marginan socialmente de fiestas, tiendas de ropa con determinadas tallas y del amor y el sexo ni hablemos. Por eso los de izquierdas odian a muerte a los de derechas y viceversa, porque no piensan igual..  todo eso son etiquetas, todo eso es homofobia. Yo desde aquí felicito a mis amigos gays, porque su lucha sigue, pero confío en que acabará no muy lejos y ojalá sea con la normalización de todo. Con el fin de esas etiquetas que la puta homofobia nos pone día tras día a los que se sienten orgullosos de ser como son, sin hacer daño absolutamente a nadie.

Amigos, amigas, feliz día del Orgullo Gay. Feliz día de la lucha, por el fin de la homofobia... y de las putas etiquetas. 


15 junio 2015

"QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA..."

Eso decía en su famoso tango el gran Carlos Gardel. Pero seguro que Gardel no entendía de sones de corneta que te ponen los pelos para colgar llaveritos cuando tu Cristo está dando una "revirá" y esos sones los pone la banda de tu pueblo. Seguro que Gardel no entendía del sacrificio de ensayar sus tangos a la intemperie, cayendo la lluvia y arreciando el frío más desgarrador, mientras pedía a voz en grito la simpleza de tener un resguardo para mejorar sus músicas.

Seguro que Gardel no entendía de aguantar las críticas y los desprecios de quien dice que una banda "suena mejor", o "es más espectacular" sólo por tener un nombre o ser de la capital... seguro que Gardel tampoco escuchó ni sufrió el refrán ese de "nadie es profeta en su tierra", si viviera en Carmona lo tendría claro. Pero yo como "talibán" que me considero de las cosas de mi ciudad, muero con mis dos bandas. Reconozco cuando los hay (pocas veces) sus puntos flacos o que se puedan mejorar. 

Pero hoy no es día para eso. Hoy Gardel tendrá que silenciar su tango eterno, y cambiarle la letra: "HOLA muchachos, compañeros de mi vida". Compañeros de mi vida porque veinte años son muchos haciendo que mi Semana Santa suene más a Carmona que nunca detrás de los pasos de misterio. Y sigo lamentándome porque no sean los máximos días posibles, los que no tuvierais que meteros en carretera para llevar sones "llenos de Gracia" a otros puntos de Andalucía. Porque a mí lo que me gusta es que suenen aquí, que es donde la ilusión y el amor por la música de la Semana Santa los parieron. 

Hoy es día de felicitaros entre vosotros por el trabajo bien hecho a lo largo de VEINTE años, que se dicen pronto. De apoyaros, de preocuparos por mejorar, por aprender, de tener el regalo desde hace unos años de un genio cigarrero y gitano que os transmite su magia bajo el nombre de Pedro Manuel Pacheco. De que la saga Tomillero" siga invirtiendo su tiempo, su familia, su sudor, sus pulmones en que no sólo sigamos teniendo banda de cornetas en Carmona, si no en que cada vez sea mejor. De ser amables, optimistas, cariñosos, y obtener el cariño (aquí saco pecho) de mi Hermandad para llevar tantos años detrás del Señor de la Columna. De colaborar como lo habéis hecho con todo el que os lo ha pedido (vuelvo a sacar pecho) como el Proyecto Sonrisa de mi peña Pitos de Caña, con la que tenéis una relación ya casi de hermanamiento. 

Hoy es día de que vuestras redes sociales se inunden de felicitaciones, porque "veinte años no es nada", y a la vez son un mundo de amigos que empezaron de chavales y que hoy día ya tienen hijos a su cargo. De gente que apenas se conocía y que hoy son cuasi hermanos. De instrumentos rescatados de un desván con humedad y polvo, a estrenar nuevos, de trajes hechos "ex-profeso" tanto para renovar vestuario, como para estar por ejemplo, a la altura de una Cabalgata de Reyes Magos. Veinte años de fríos pasados en las manos, de hinchazón en los labios que soplan las bandas sonoras de nuestra Semana más Semana. 

¿Que veinte años no es nada, señor Gardel? Oye, allí en el cielo de los grandes músicos y cantantes que veinte años en Carmona es una meta a la que solo llegan unos pocos elegidos.  Sobre todo en un pueblo que cada vez se presta más a las críticas y menos a la ayuda en cualquier empresa que se inicie. Veinte años es mucho, Don Carlos, piiiiibe, preguntá en el cielo argentiiino de quien logró llegar a la cifra. Veinte años llevando el nombre de la Reina Bendita de los Carmonenses que este año cumple siete siglos y medio. Igual para Ella veinte años no son nada, pero para mis amigos de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de Gracia, veinte años son motivos más que se sobra para llenar tanto sus pechos que sus cornetas sonaran otros veinte años sin tan siquiera tomar aire.

Mi felicitación no se podía quedar en un twit, o un mensaje de Facebook o Whatsapp. Porque son mis amigos, porque los quiero a muchos de ellos, y porque simplemente con su evolución y trabajo durísimo TRESCIENTOS DÍAS AL AÑO (sí, leen bien, trescientos días al año), merecen todos los honores posibles. Merecen sobre todo el reconocimiento de su pueblo, que creo que en su mayoría ya lo tienen, y merecen además, el reconocimiento efectivo de algunas juntas de gobierno de Hermandades de Carmona. Veinte años, para el que hiciera la apuesta contraria que vaya pagando, y para el que la tenga a los cincuenta, yo la doblo, que prepare también el pago.

FELICIDADES AMIGOS. Veinte años no es nada, pero en vuestro caso, es sólo el principio de un camino inmenso que estoy seguro que os queda por recorrer. Tal día como hoy nació nuestra banda. Es una adolescente, pero con vivencias para ser sabia y experta. Seguid llenándome los oídos con vuestra excelente afinación, con vuestro exquisito compás, seguid trabajando tan duro como lo hacéis, porque ya sabéis lo que dijo Carlos Gardel: "Veinte años no es nada", y en vuestro caso, estoy seguro de que haréis que ese tango se cumpla, cuando lleguéis a los cincuenta. 

Veinte abrazos a todos.
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