24 agosto 2011

ÍDOLOS CERCANOS


Dicen que el fanatismo es malo en cualquier faceta de la vida, el ocio, la política, el entretenimiento o en cualquier otro aspecto en el que se pronuncie dicho fenómeno. Yo estoy de acuerdo. Un fanático de lo que sea es, desde mi punto de vista, como el borriquillo que tiene en sus ojos el camino de frente y que no puede deleitarse viendo la belleza del campo que va dejando a cada lado.

Ocurre en muchos aspectos de nuestra vida y nuestro entretenimiento. Hay quien por ejemplo en Carnaval solo escucha a un autor y no se conforma con eso, si no que además defiende que todo lo que no sea su comparsa, coro, chirigota o cuarteto, es un “mojón de a quilo” (con perdón). O en Semana Santa que no ve mas allá de los ojos de sus imágenes titulares, despreciando o menospreciando al resto de Hermandades que salen a la calle. Lo mismo ocurre con grupos de música, equipos de fútbol, aficiones, política, etc.

Sí. Los fanatismos son malos porque hacen perderse al fanático en sí, muchas otras cosas de las que puede nutrirse o disfrutar. Pero no es del fanatismo, aunque guarda relación, de lo que me gustaría hablar. Hoy me gustaría hablar de la Idolatría bien entendida. Porque hay personas que al elegir a los ídolos en los que mirarse, o a los que admirar, eligen quimeras imposibles. Es como si yo les digo que mi ídolo es, por poner un ejemplo, Joaquín Sabina. Evidentemente soy uno de sus más fieles seguidores y le tengo la admiración que corresponde al que considero el mejor cantautor de nuestro país, pero.. ¿Me dice alguien las posibilidades que tendría de conocerlo en persona, tenerlo entre mis amigos y tomarme un café con él cuando quisiera? Repito, es por poner un ejemplo. Nunca podré nutrirme de Sabina más allá de leer sus libros de sonetos, o coleccionar todos y cada uno de sus discos, ver u oír sus entrevistas en radio y televisión, y paramos de contar.

Por eso hace tiempo que elegí que en mi vida. Mis ídolos fuera gente igual de meritoria, aunque por otros motivos, pero que fuera gente cercana. Gente con la que pudiera verme de vez en cuando, charlar con ellos, nutrirme de las cosas que me aportan. Es por eso que ahora sigo a ídolos cercanos. Gente como compañeros de Tele-Sevilla, por ejemplo, a los que desde hace unos años conozco y que me aportan conocimientos, lecciones de sabiduría, de cariño y de nobleza. Gente como Víctor García-Rayo, o como Paco Robles, o como Antonio Casado, o como Ricard Martí, o gente de otros ámbitos como Valentín Pinaglia, o como Antonio Pedro Serrano, o como Antonio Montero.

Gente que tengo en mi día a día y que son mis ídolos simplemente porque admiro aspectos de su personalidad que me complementan y me llenan. Ídolos cercanos con los que, por qué no, escuchar la música de los ídolos lejanos, como el gran Sabina. Mi respeto y admiración a los que he nombrado y a los que no… que son muchos.. y buenos. SON MIS ÍDOLOS.

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