11 febrero 2014

PARA GUSTOS, LOS COLORES

Hace muchos años, andaba yo en el colegio Cervantes todavía dando una clase de Educación Física con la que por entonces además era nuestra tutora, María de Gracia Pérez. Una mujer a la que muchos admirábamos por su forma de dar clases (amén de otras virtudes). Cuando estábamos empezando la clase comentó que la noche anterior había visto una película del oeste de las antiguas a lo que a mí se me escapó la expresión muy poco afortunada de “eso es una mierda”…

Automáticamente cambió su gesto amable para tornarlo serio y enfadado y creo que aún la recuerdo venirse hacia mí en plan sargento militar. Me entró de todo, y lo único que me dijo fue: “Habla con respeto, porque el libro de los gustos está en blanco y lo que para ti es una mierda, a otros nos puede gustar y nos podemos sentir ofendidos. Así que puedes decir que no te gusta, pero lo de “es una mierda” mientras yo esté delante que no te lo vuelva a oír.”

Juego, Set y Partido para mi profe. Me dio una lección para la vida que jamás olvidé. Desde entonces procuro seguirla a rajatabla y pensar dos veces antes de emitir un juicio de valor sobre cualquier cosa. En el Carnaval pasa tres cuartos de lo mismo. Cuando me encontraba hace unas semanas en un ensayo con mis “Autores” , en el que un ochenta por ciento de la comparsa venía enferma y no podía cantar, decidí hacer un ensayo en el que deseché la práctica y ahondé en la teoría.

Intenté arengar a mi grupo de varios conceptos que yo creo básicos en el Carnaval. Lo primero es que hay que escucharlo todo para emitir juicios de valor, y sobre todo a la hora de emitir ese juicio de valor, hay que procurar ser lo más respetuoso y elegante posible. Mi teoría de cara al concurso que nos espera, es que los que ganan ese certamen no son siempre necesariamente los mejores, y los que no obtienen un primer puesto, tampoco son necesariamente los peores. Que habrá años en los que el veredicto se verá claro desde el primer día (yo lo sufrí el año pasado con mis amigos de la comparsa de Alcalá de Guadaíra), y años en los que la pelea sobre las tablas será tan igualada que podría pasar cualquier cosa. Una letra, un cuplé, un detalle del tipo, puede (siempre según el jurado) decantar la balanza de un lado o de otro.

Por eso, procuré que mis “Autores” tuvieran el respeto necesario hacia todo el que forma parte del colectivo que vamos representando. Porque el ser autor, por desgracia es algo para lo que se necesitan ciertas aptitudes que Dios te da o no te da. Y hay quien lo intenta sin tenerlas y con los años aprenden, y otros que por desgracia lo intentan y no lo consigue. No voy a negar que en nuestro concurso se han oído, y se oirán cosas verdaderamente insoportables, infumables y que no gustarán prácticamente a nadie. Pero eso no nos da derecho a nadie a decir sobre esas obras que son “una mierda”. No nos gustarán, seguramente, pero lo mejor que se puede hacer ante eso es, o aplaudir elegantemente y no emitir juicio de valor alguno (porque suele hacer daño) o simplemente levantarse de la butaca e irse a tomar una copa al bar o a fumarse un cigarro.

La lucha de mis “Autores” ha sido y será gustar al público del teatro, pero no nos engañemos, aunque esa sea la principal, uno se apunta a un concurso para competir y ganarlo. Y eso es lo que todos buscamos, lo que todos queremos, pero me parecería una falta tremenda de hombría y elegancia querer ganar intentando echar basura sobre el repertorio de otros autores. Lo de las voces es lo de menos, hay grupos que cantan muy bien y no dicen en sus letras o repertorios absolutamente nada y aún así gustan.

Esto me lleva a otra de las cosas que les conté a mis “Autores” en aquella reunión-ensayo. Lo de “entender” de Carnaval no existe. Se puede entender de música, de compases, de literatura para saber qué tiene calidad, o qué letra guarda una sintaxis coherente y está bien expresada, se puede entender de diseño y arte en una puesta en escena, se puede conocer más historia y saberse uno más letras, nombres, años, etc… pero entender de Carnaval…en realidad NADIE entiende, porque es una cosa que simplemente es lo que decía al principio, cuestión de gustos.

Y una persona que te dice: “Yo no entiendo de esto del Carnaval, pero me encanta tu comparsa”, es para mí mucho más valioso que un primer premio de un jurado que “se supone que entiende”. Porque ese jurado me está escudriñando, juzgando y mirando con lupa, el aficionado que “no entiende” simplemente se ha limitado a escuchar y a entender lo que le estoy contando y cantando, y eso, amigos míos…. es la verdadera esencia del Carnaval. Para mí aunque esa persona diga que no entiende, eso es verdaderamente entender de Carnaval, porque cada año, los autores escribimos y los componentes cantamos un repertorio que está expuesto a la premisa principal que aquel día me enseñó mi tutora María de Gracia: que el libro de los gustos … está en blanco.


Feliz Carnaval.
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