21 agosto 2015

"CARMONA EN PENUMBRAS"

Anoche viví una experiencia maravillosa. Aunque con algún recelo porque la vida que llevo últimamente (estoy intentando hacer ejercicio) me deja muerto al final del día, acepté la propuesta de mi amigo Rafa Morales y su empresa "Adarve Cultural" de recorrer nuestra ciudad cuando luce tan hermosa cubierta por el manto de la noche y los adornos de los rayos de la luna.

Aunque la noche pintaba calurosa (y finalmente fue húmeda), un vientecillo agradable quiso sumarse también a esta ruta de dos horas llamada "CARMONA EN PENUMBRAS". En este recorrido por lugares emblemáticos de nuestro terruño, Rafa intercala algunos datos históricos sobre ciertos monumentos, con otro tipo de historias referentes a los mismos.

No quiero desvelar nada porque os estropearía un recorrido de ciento veinte minutos que depara muchas sorpresas, pero algunos detalles os daré. Aparte de hacer ejercicio, que siempre viene bien un paseo por nuestras calles menos transitadas y ocultas, conoceréis de la mano de Rafa numerosas historias. Unas puramente fruto de la fantasía popular, otras leyendas que pueden ser o no ser ciertas, y otras documentadas incluso con testimonios de sus protagonistas. 

Se hablará de monstruos sobrenaturales, seres oscuros, fantasmas, muertes en extrañas circunstancias, datos sobre la historia pasada de nuestra ciudad que en la quizá demasiado tímida voz de Rafa, si conocéis Carmona, os hará que la próxima vez que paséis por ciertos lugares, los miréis de forma diferente. Incluso siendo de aquí, admito que vi lugares desde un punto de vista en los que antes no había reparado. 

Si no sois de Carmona y venís a pasar unos días, o una jornada, os recomiendo que contactéis con "Adarve Cultural" porque si podéis disfrutar de esta ruta (tiene otras muchas con diferentes temáticas), os llevaréis una impresión permanente en vuestras retinas, de una ciudad que no solo muestra su esplendor a la luz del día, sino que grita ocultamente sus misterios y tragedias al amparo de la noche. 

Para mí ha sido toda una sorpresa descubrir leyendas y mitos que no conocía sobre mi patria chica, y un placer volver a recordar historias que sí que albergaba en mis recuerdos. Felicito a Rafa por la profesionalidad, la amabilidad, y sobre todo la ilusión con la que regala estos momentos a precios que bien lo valen, y os aseguro que Carmona tiene historias y leyendas para que el tal Iker Jiménez viniera a hacer una investigación o escribiera un libro.

Lo dicho, desde ahora, y gracias a Adarve Cultural, cuando pasee por Carmona en penumbras, nunca volveré a mirarla de la misma manera... cerraré los ojos, inspiraré profundamente, esbozaré una sonrisa y puede que a mis oídos lleguen los ecos de ciertos personajes, de ciertas historias, que un día, en tiempos lejanos, atemorizaron a sus moradores, y que hoy día aún siguen latentes en nuestros corazones y en los ojos y oídos de muchos, que siguen viviéndolas. 

16 agosto 2015

PASEAR ES DE VIEJOS

Hay quien dice que pasear es cosa de viejos. No me lo he inventado. Lo he oído e incluso leído en muchas ocasiones. Yo no estoy de acuerdo con esa sentencia. Y admito que el hecho de pasear, así porque sí, se está volviendo algo tan inusual, tan raro en los tiempos que corren, que con el devenir de los días, las prisas, las obligaciones, el estrés, la falta de tiempo es la excusa perfecta para obviar esta práctica.

Quizá ahora que lo pienso es verdad que sea una cuestión de edades, o quizá de gustos, porque como decía, con tanto que hacer en la vida que hoy ocupa a la sociedad, la gente prefiera su tiempo libre para salir a tomar una copa, ir al cine, o simplemente quedarse en casa contemplando la caja tonta con un cuenco de palomitas u otros manjares. Estamos tan acomodados que la mayoría de los problemas de aparcamiento son porque queremos dejar el coche en la misma puerta o lo más cerca posible de nuestro punto de destino. Tanto que nos molesta dejar el coche en ese aparcamiento libre que vemos, tan solo porque está a unos metros o minutos andando de donde vayamos. 

Pero pasear, entiéndase andar a ritmo lento, es algo que se está perdiendo. Me refiero al concepto. Porque nuestra sociedad moderna nos inyecta la prisa en el paso aunque simplemente estemos dando una vuelta por tomar el aire. "Yo es que no sé andar lento", también lo he oído. Pero desde esta pequeña ventanita al mundo que tengo con vosotros, os recomiendo lo contrario. Cambiad un día el ritmo del paso. Los cofrades "irse aguantando", los carnavaleros a ritmo de desfile de los de antes, los feriantes, a compás de sevillana lenta. Dejad que un pié le pida permiso al otro para adelantarse. La hora da igual, puede ser a media tarde con la caída del sol cuando el cielo se torna de ese morado que tan bien le sienta a esta ciudad milenaria, o a cualquiera desde la que me leáis.

Puede ser amaneciendo, con las primeras luces del alba acariciando las murallas y la cal de las paredes. Pero si es verano y la noche está fresca, yo recomiendo la noche. Es más, si es agosto y apenas hay tráfico en la ciudad, os conmino a que cerréis las manos tras la espalda, abráis los ojos frente a la cara, y comencéis el paso lento mirando a todas partes y a la nada. Llenaos los pulmones con el aire fresco de la noche, dejad que vuestros pensamientos se vayan a otra parte, o que acudan a vuestra mente con la serenidad necesaria para reflexiones acertadas.

No os marquéis un rumbo, ni un destino, ni un tiempo. Simplemente poned el paso lo más lento que podáis y no miréis hacia dónde vais. Si queréis podéis parar a tomar un refrigerio en cualquier sitio, o sentaros si hay posibilidad en cualquier punto del camino a disfrutar de las vistas. Pasear no es una costumbre, es un rito sagrado para el espíritu. Hacedlo y luego me contáis si estáis de acuerdo con eso de que pasear es de viejos, sólo porque a ciertas edades el cuerpo no permite un paso más lento.

Pasear no es de viejos, no. Es de almas que aún saben sentirse receptivas a la vida sin prisas, a la desconexión por puro placer, a la contemplación de las maravillas históricas y arquitectónicas y naturales, que por el maldito estrés, por eso de ir con prisas a todos lados, pasan inadvertidas ante nuestros ojos. No tenéis excusas, ahora con las noches tan frescas que nos vienen, pasear, con la ciudad vacía, es una auténtica delicia, pero espero que en lugar de rebatírmelo sin más, lo comprobéis por vosotros mismos, y luego me digáis si encontráis tan triste e injusta como yo, la sentencia de tantos pobres estresados que dicen que pasear... es de viejos.

12 agosto 2015

CUANDO PERDER NO ES PERDER

Hay veces en la vida en las que uno oye la frase esa tan manida de "lo importante es participar". Hay veces en que uno la usa como consuelo por no haber dado la talla en alguna empresa que se haya acometido. Pero hay otras veces, en las que esa frase deja de tener ningún sentido porque perdiendo te sientes ganador.
A veces llegan ocasiones en las que se mezclan en un caldero mágico ciertos ingredientes, a saber: trabajo duro, ambiente cordial, algo llamado "sentimiento" que te cala desde el primer día que ves el caldero y no sabes cómo, coraje, fe, responsabilidad, aliento de millones de almas en presencia y en distancia, y por supuesto calidad. Entonces es cuando se forja una ocasión en la que tanto los protagonistas, como los que los apoyan saben que hay que beber de ese caldero.
Entonces es cuando se hace la magia que convierte a David en otro gigante como Goliath. Y aunque en este "nuevo" pasaje bíblico-futbolistico del fútbol sevillano hecho gloria, venció Goliath, David murió casi matando. El gigante sangraba, temía, temblaba, dudaba, y por eso se agenció a un diablo con silbato que se inventó dos regalos para que Goliath hiciera de las suyas convertido en un pequeño mago argentino del balón. El diablo ya puestos, cuando David casi agonizaba y lanzó una última vez su pedrada, miró para otro lado obviando el penalti que hubiera supuesto otros diez penaltis.
Pero David cayó. Injustamente. En el último suspiro de la batalla. Como más suele doler. Pero en este caso, ese sentimiento tan tremendo llamado Sevilla no se dolió. Porque David estuvo muerto cuatro veces, y cuatro se levantó, y pudo tumbar en cinco a Goliath. Todo esto no es más que una justificación de por qué el texto bíblico mereció repetirse hoy. Pero no fue así, y nos ha dado igual. Nos ha dado igual porque de ese caldero es del que vamos a seguir bebiendo los próximos meses. Hoy el Sevillismo ha ganado otro título, el de la autosatisfacción por el trabajo bien hecho, independientemente del resultado. El de saberse grandes por el simple hecho de casi derribar a Goliath. El de experimentar esa nostálgica pero hermosísima sensación de que perder no ha sido perder, si no ganar en orgullo, en grandeza y en admiración.
Maldito sea el fútbol (y los pésimos árbitros) que nos ha quitado poder vivir la sensación de que la gesta hubiera sido aún más sonada, si hubiera entrado la de Coke, o la de Ramí, o se hubiera pitado el penalti de libro en la última jugada. Pero esa es la única pena, quedarnos sin saber qué hubiera pasado si se llega a los penaltis. El resto es la celebración de un título que NADIE más que nosotros posee, y que hoy se ha revalorizado a base de bien: EL DE SER SEVILLISTAS. Y créanme, ese título vale más que todos los presupuestos de la Liga juntos. Y créanme, cuando perder no es perder, uno se va a la cama tela de feliz, y ser feliz perdiendo, eso sólo se lo puede permitir un equipo, un escudo, una afición.
Presiento que este año vamos a divertirnos mucho con este equipo, sobre todo cuando ya nos han hecho vivir lo único que nos faltaba, perder una final dejándonos la sensación de haberla ganado. Buenas noches a todos.
PD: Gracias a Maria Hidalgo Avila y a toda su familia por la maravillosa hospitalidad y familiaridad con la que me acogen siempre que piso su casa. Ha sido un placer ver allí a nuestro Sevilla perder sin perder.
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