12 mayo 2014

"EL CASO DE LA FLAMENCA MOTERA"

Sí. Yo también he visto el vídeo. Aunque creo que no con el mismo interés de la mayoría de la gente. Esto de las nuevas tecnologías fue un invento que quien lo inició nunca creo que imaginara el daño real que pudieran llegar a hacer en la vida cotidiana de las personas.  Es cierto que serviría como atenuante que el hecho de la cantidad (imagino que desmesurada) de alcohol de los protagonistas del video, el sitio y el acto puede que no fueran los más idóneos.  Pero el hecho de que sólo por estar haciendo lo que hacían en plena calle ¿le da derecho a cualquiera a registrarlo en una grabación de vídeo? Un acto "efímero" de dos personas. Para ellos ese era el momento, el sitio y el lugar, y cuando pasara pretenderían, imagino, que solo quedara la imagen en sus propios recuerdos. No venia nadie, la calle estaba sola, era entonces o se perdería el momento.  Pero hubo un puto móvil escondido como se esconden las hienas cobardes para sacar un momento "divertido" para todo internet.

Leía a mi amigo José Antonio Rodriguez, periodista sevillano y compañero en Tele Sevilla un twit en el que decía que primero pasamos el vídeo de la gitana y lo comentamos en internet y luego nos quejamos de la basura de los programas de cotilleos de TeleCinco. Chapó por José Antonio. Creo que ha dado en la clave. Esta sociedad tan mala consigo misma, tiende a pervertir todos los grandes avances de nuestra ciencia. Ha pasado con Internet lo mismo que pasó en su día con la televisión. Pongo por caso el hecho de que a mí me han llegado a decir que ven los programas de cotilleos "porque entretiene, porque distrae". Oiga no, para entretenerse, o distraerse, hay sudokus, libros, manualidades, cocina, paseos, museos, monumentos, y si me apuran, un sin fin de series y programas de televisión que rehúsan entrar en esa vomitiva linea editorial de fulanito se folla a menganita o lo ha dejado con setanita.

Ese tipo de "televisión" es la pescadilla que se muerde la cola. Algún idiota aburrido sin escrúpulos lo inventa. Algún directivo más imbécil lo aprueba. De repente alguien lo sintoniza y se queda viéndolo. Luego aparece que ese programa en el país es líder de audiencia en el (ya probado por José Antonio Abellán como FRAUDULENTO) estudio general de medios y audiencia.  Y ahí viene el círculo vicioso. Se emite, porque la gente lo ve, y como la gente lo ve, se emite. Y si podemos darle una vuelta más de tuerca y hacerlo más rastrero, que fomente más el cotilleo y la incultura, mejor.  ¿Quién tiene la culpa de que existan estos programas? ¿La audiencia que lo ve? ¿O el programador que lo emite? ¿El defensor del telespectador? ¿Qué fue antes el huevo o la gallina?.

Lo que esto provoca es que con el uso de internet tan a la mano como dentro de un simple teléfono móvil con grabador de vídeo y cámara fotográfica, nuestras vidas queden expuestas a los caprichos de cualquier indeseable. Lo de la pareja flamenca en la moto en feria de Sevilla no es más que una gotita más al vaso de este tipo de bajeza humana.

¿O ya nadie se acuerda del famoso vídeo del "Palanquilla", en el que un adolescente grababa a otro empujando la cabeza de una chica que hacía una felación a un tercero? 
¿O ya nadie se acuerda de cómo un pueblo puede destrozar la imagen y la dignidad de una persona a la que se le cuelga un vídeo de un acto íntimo en la red? 
¿O nadie recuerda que un niñato que no creo que tuviera el más mínimo interés por estudiar ni formarse como persona, grabó un ataque de ira de un profesor provocado precisamente por sus propios alumnos, aposta para ser grabado? 
¿O ya nadie se acuerda de la famosa concejala?

Estamos llegando a un punto en que nos preocupamos más de estar al día de la vida de los demás que de las nuestras propias. Me da un tremendo asco oír hablar a gente de la vida de otras personas, amorosa, personal o profesional como si las suyas propias dependieran de ello, como si se sintieran más importantes por tener ciertos datos y comentarlos (la mayoría de las veces sin confirmar). Como si ese tipo de morbo les hiciera sentirse aceptados. No es más que una búsqueda de aceptación de personas que saben que si no aportan ese tipo de datos, tiene una personalidad, conversación en interés completamente nulos. Siento vergüenza ajena de ver como la gente se guía para opinar de otra gente por los comentarios de más gente sin conocer a la persona de quien se opina, ni sus circunstancias, ni sus sufrimientos. Luego somos todos muy vanidosos poniendo esas típicas fotos con frases geniales en Twitter o Facebook del tipo "al que opine de mi vida, le presto mis zapatos" o "vive y deja vivir"... pero luego nadie (o una gran mayoría no) se ve su joroba. 

Ya lo he dicho varias veces en este blog. Yo cuando oigo en una reunión que alguien inicia un cotilleo, además con esa cara de morbo y esa sonrisa con un punto de malicia de "verás que fuerte lo que te voy a contar", procuro mirar para otro lado. Aunque se que nadie lo hace cuando pueda ser yo la fuente o el blanco de ese cotilleo. Pero es que me da verdadero asco que haya personas con una vida tan sumamente triste que su aliciente en una conversación, sea hablar de otras personas en lugar de comentar cómo se sienten, o qué han hecho hoy en el trabajo, o qué interesante es tal libro o tal película, o cómo le ha gustado la canción nueva de su artista favorito. 

Luego así tenemos a mujeres que pasan más tiempo vigilando la calle en la puerta de su casa que lo que pasa de puertas para adentro de la misma. Luego así tenemos a personas mal miradas por gente que no las conoce porque han oído que son de tal o cual manera. Luego así tenemos a gente que para matar su aburrimiento, aprovecha la mínima que pase cerca de su entorno para tener el vídeo a mano, ve una pareja que estaba amándose (puede que no en el lugar o sitio adecuados) para grabarlo pensando "mañana lo peto con mis colegas en el whatsapp".  Hace falta estar muy vacío por dentro, tanto de corazón como de cerebro. 

Internet, y los programas de cotilleos están construyendo una generación de verduleras mucho peor que las propias "verduleras" de toda la vida, que haberlas las sigue habiendo en nuestro país, ciudad o pueblo, por desgracia. Pero la mayoría de ellas (o ELLOS) si se fijan cumplen el perfil de la falta de cultura, y generalmente si se ocupan en mirarles a los ojos, puede que vean en ellos lo insulso de sus tristes vidas, reflejadas en esa mirada de "escucha que te cuente que te va a caé muerta, Mari". Seguro que quien creó esas tecnologías, lo hizo con unos fines mucho más ilusionantes, bonitos e inocentes, y no para toda la mierda que nos estamos ocupando de volcar en esas tecnologías. Si yo fuera su creador, ya me habría pegado un tiro. Aunque igual, viviendo donde vivo y rodeado de cierta gente, puede que el día menos pensado cargue la pistola.

Ojalá quien ha grabado todos estos vídeos, cada uno de ellos, quien comenta o cotillea sobre algo o alguien, nunca pueda vivir momentos así de intensos, dignos si quiera de ser comentados como cotilleo. Es el castigo que merecen, seguir aburridos, tristes, sin nadie que les ofrezca nunca vivir algo especial. Y ojalá algún día, vuelva Xplora a la Televisión, y cierren Telecinco para siempre...

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