26 abril 2014

ÉXODOS FERIANTES Y UN TRAJE DE SOLEDAD.

Se fue la Semana Santa. Ha empezado la "Temporada de Ferias". Sí. He dicho bien: "Temporada de FERIAS". Porque últimamente como este país ya no está en crisis y hay dinero para cualquier cosa que se nos ocurra, a mis paisanos carmonenses (a una gran parte, que no todos) les ha dado por usar los fines de semana de esta época, para visitar las Ferias que han comenzado por toda la geografía de la Provincia de Sevilla. 

Cual éxodo del pueblo de Israel, que en este caso es el de Carmona, guiados por un Moisés que en este caso son las portadas de las ferias de los pueblos aledaños, se produce el "efecto mundo al revés" con el avance de los tiempos. Y la gente se marcha a vivir las ferias cercanas, hasta incluso la de la Capital (conocida por todos por su cerramiento de casetas si no es usted socio de la misma, familiar o conocido de alguno de los anteriores miembros de las mismas).  Y mientras se dejan el poco dinero que pueden gastarse dándole "riqueza relativa" a pueblos limítrofes, hay un montón de familias en Carmona, con establecimientos de comida, tapas, copas, cafeterías, etc, que ven cómo sus paisanos prefieren dejarle a su ciudad el traje de soledad en el armario, para que se lo ponga estos fines de Semana.

El tasquero espera en la puerta que entre algún cliente, el de la cafetería-heladería piensa cómo va a pagar la factura de la luz de los tanques frigoríficos que endulzan nuestro calor, el del restaurante se fuma un cigarrillo de desesperación en el cuartillo interior con ventana a la calle reservado para tal fin. Mientras tanto parte de la juventud y de la "no tan juventud" de Carmona baila, bebe y come en otros pueblos o en la capital se limitarán (si no hay "enchufe") a pasear por el recinto y comprar el botellón correspondiente para pasar la noche y vacilar luego en su pueblo que ha ido a la "Feria de Sevilla".

Al mismo tiempo Carmona se enfunda su traje de soledad nocturna. Yo cojo el coche. Y aprovecho para conducir sin prisas, y con la ventanilla abierta disfrutando del frescor del aire que no causa arrecio de frío, mientras miro la belleza de esta ciudad milenaria iluminada en sus luces anaranjadas y aprovecho para ir desnudando a Carmona de su traje de soledad. Y encuentro aparcamiento fácilmente en cualquier sitio.  Y visito al tasquero para tomarme una tapa, o aprovecho para no tener que reservar en un restaurante, o me tomo un café en una terraza sin aglomeraciones ni música estridente. El tasquero me atiende con cortesía a la vez que con una mirada melancólica de agradecimiento. El del restaurante se convierte el mejor y más eficaz metre que pueda servirme. El de la cafetería aprovecha mientras me sirve un licor para comentar conmigo la última jornada futbolística, y el heladero me ha regalado una galleta para que la disfrute con mi helado.

El éxodo feriante está disfrutando de las demás ferias. Porque no tiene bastante con cumplir con las costumbres (para algunos tan despreciadas por ser antiguas) y reservarse para la feria de Carmona. No. Tienen que ir a todas, porque socialmente, da mucho prestigio eso de decir "he estado en la feria tal", con la excusa de que Carmona "está muerta". A lo que yo pienso: "Entre todos la mataron y ella solita se murió". Y eso por hablar de los que tienen (y sigo sin entender el por qué) que vivir todas las Ferias dejándole a Carmona su traje de Soledad, pero aún así viven la de Carmona. Porque hay otra parte de ese éxodo feriante que con premeditación y alevosía, viven todas las ferias... excepto la de Carmona, que es cuando piden el "todo incluído" y tan feriantes como son, prefieren irse a la playa. 

Yo será que no soy muy Feriante. O será que me agobian las aglomeraciones y masificaciones de gente. Pero le saco el lado positivo a todo esto. Cuando estos fines de semana Carmona "está muerta" es cuando prefiero disfrutarla, porque para mí no está muerta, sólo está dormida, y es un sueño tan dulce que merece la pena disfrutarlo. Y prefiero una feria con la gente que realmente quiere vivirla porque hay más sillas libres en ciertas casetas, y porque nos hemos librado del "chunda-chunda" que nos había invadido cual discoteca fuera de sitio y momento en nuestra feria. Y porque con todos mis respetos para los demás pueblos, yo soy del que soy, y la feria que me corresponde desde pequeñito es la que es. Y no me interesan lo más mínimo las de los pueblos limítrofes si no fuera para trabajar. 

Porque para vivir la feria, para eso tenemos una de las más antiguas de Andalucía. Aunque últimamente muchos prefieran vivirlas todas, y dejar el dinero fuera donde ya lo hacen los del pueblo que corresponda, mientras nuestros comerciantes locales miran el vuelo de una mosca hasta que algunos patriotas como yo, acudimos a rescatarles de su melancolía por abandono, mientras decidimos ir desnudando a Carmona de su traje de soledad. 

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