Si usted no decidió anoche cambiar al Señor de la Columna y su Carmona natal, por irse a ver lo que pasaba 30 kilómetros más allá..., si usted se fue, pero ha decidido venir con fuerzas para volver a ver lo que pasa aquí... si usted simplemente ve por cualquier calle desde las nueve a las doce de la noche el pasar del Señor de Carmona y la Virgen de los Dolores... usted no verá una cofradía, usted sentirá.
Si usted sabe guardar el Silencio que manda la tradición de siglos, y sabe mandar a callar con respeto a quien no guarda esa tradición de siglos, usted sentirá El Silencio, el verdadero Silencio de la monumental Carmona. El verdadero Silencio de las almas que esta noche salen a hacer una verdadera Estación de Penitencia. El Verdadero Silencio que deja oír rachear de pies costaleros y el estruendo de los golpes de un llamador que manda andar o para. El Silencio de la campanita del Servidor que manda guardar Silencio como nuestros padres nos enseñaron de pequeños.
El Silencio que envuelve a la oscuridad de las calles por las que pasa El Silencio. El Silencio del crujir de las bambalinas de una Dolorosa con cara celestial de muñequita de porcelana. El crujir de su palio de cajón con siglos de antigüedad que no suena nunca como las bambalinas de terciopelo bordado ni los flecos de bellota. Hasta para eso le manda el Silencio. Oirá, verá, sentirá el Silencio tendiendo una alfombra al canto de las Hermanas de La Cruz. El Silencio de los niños pequeños que aún no saben que hay que guardar Silencio. El Silencio del aire trayendo el eco de unos tambores de una cofradía hermana que pasa a la misma hora por el casco antiguo y que quiere asomarse a sentir, como usted lo estará haciendo, el Silencio más verdadero.
Si lo busca a tiempo oirá el Silencio del pueblo ante el cante flamenco cofrade por excelencia en la voz de Paco Moya en forma de plegaria en un balcón de San Bartolomé. Sentirá al ver pasar al que ha sido, es y será "El Señor de Carmona", Alcalde Perpetuo de la Ciudad nombrado a sus cuatro siglos de edad, oyendo en la voz de Moya la ironía de "la justa sentencia que mandó hacer Poncio Pilato". Hoy es un día para sentir, y si lo busca, si lo pretende, si no prefiere usted estar o haber estado a 30 kilómetros, lo sentirá. Créame que si se lo propone, e incluso a veces sin proponérselo, lo sentirá. Sentirá usted al Silencio de Carmona, a la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Carmona.
Yo lo sentiré, desde dentro, pidiendo hoy por mucha gente por la que tengo que pedir. Arrepintiéndome de los muchos, muchísimos fallos y pecados que cometo día a día, porque no soy perfecto y porque necesito estar cerca de Él para que me perdone. Esta noche yo lo voy a sentir más en Silencio que nunca, y usted, propóngaselo, hágame caso, no salga a ver El Silencio, salga a SENTIR EL SILENCIO DE CARMONA, y cuando vea pasar al Nazareno y a Su Madre de dolores, le aseguro que usted... SENTIRÁ. Y cuando lo haga no intente explicárselo, porque es algo que no tiene explicación, sólo se siente y punto, y nada más, y no hay palabras que lo describan porque cada uno siente de manera diferente, pero siente. Y esta noche, si usted sale, esta noche... SENTIRA.
Ya viene El Silencio....
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