Yo le sigo siendo leal a mi Rey, que no es el de todos los españoles. Es mío, de otros dos infantes y de una Reina que vive en el barrio de Matahacas. Porque mi Rey es distinto. Porque es un Rey al que le dan grima los actos oficiales. Las aglomeraciones de gente le agobian, como a mí, y prefiere siempre el retiro de un mar de olivares y naranjos que no es el de Mallorca. Su palacio de verano, todo el año es su inyección de paz que yo también necesito como aire para respirar de vez en cuando. Una residencia de descanso que no es descanso cuando el sudor de las tareas de la tierra le bañan la frente, pero lo renuevan unas horas cada día antes de volver a Palacio. Una residencia que le da a Mi Majestad la vida que necesita al tiempo que ve crecer y se deleita con el sabor de los frutos labrados con su propio esfuerzo. El Rey que hace efectivo y "Real" el dicho aquel de "La tierra para quien la trabaja", aunque a veces los cabrones de Bruselas le hagan algunas putadas por no tener ni pajolera idea de lo que es el campo.
Mi Rey ha tenido una vida que yo mismo no hubiera soportado. Por eso le sigo siendo y le seré siempre más leal que a ninguna otra Monarquía. La vida le reservo las peores pasadas que un alma noble pueda soportar, pero las soportó precisamente por eso, por ser de alma noble. Tozudo a veces, obstinado ya con los años en los que las manías se agudizan hasta el punto de sacarme casi una sonrisa, pero noble. Noble para soportar una tragedia en su primera Reina. Noble para sacar adelante a dos infantes cuya sangre es la misma que siento en mis venas. Noble para soportar un infarto, una tuberculosis, ganarle la partida a esa "peste de nuestro tiempo" con seis letras y nombre de cangrejo, partirse el talón por la mitad y conducir calzado hasta un hospital. Noble para que todo lo que le pasa sea un nuevo reto para que a su Familia Real no le falte su presencia en forma de protección y amparo en todo lo que necesite.
Mi Rey no es sólo un Rey, es un Héroe. Sin participar en ningún conflicto bélico ni mandar a callar a ningún dictador sudamericano aunque estoy seguro que si hubiera estado en esa anécdota Chaves se hubiera callado solo con que mi Rey lo mirara. Siempre nos enseña con su ejemplo a que la corrupción no tenga cabida en nuestra Monarquía Doméstica. Honrado, trabajador, noble. Muy casero, lo que a veces enfada a su Reina. Pero un Rey sin su Reina no es nada, por eso mi lealtad a la Familia Real donde los infantes nos volcamos en la medida de nuestras posibilidades para que jamás haya una abdicación. Porque queremos con demasía y desenfreno a nuestro Rey. Un rey al que el tiempo lo ha coronado con canas, algo de pérdida de pelo y como decía Sabina una "mala salud de hierro". Y que no se le acabe. Porque si yo hoy voy a gritar lo de "Larga vida al Rey" solo hay un Rey al que voy a tener en mi mente cuando lo haga.
El Rey al que soy leal desde que abrí los ojos al mundo. El Rey al que jamás escuché cantar hasta que acunó a su primer nieto para dormirlo. El Rey que con una sola palabra o mirada me pone más firme que un cabo en una jura de bandera. El Rey que es capaz de decir "no os preocupéis que no me tocaba" lleno de cables en una cama de hospital. El Rey que presume de que sus naranjas son las más ricas porque no llevan productos químicos, sólo agua de pozo y muchísimo cariño y sudor de su frente lo cual las endulza hasta el infinito. El Rey que es capaz de hacerte un plano mental de Sevilla en cinco segundos cuando le preguntas por una dirección después de casi cuarenta años recorriéndosela en un Land Rover.
Mi Rey cuando se vaya, quiera Dios que sea dentro de muchos, muchos años, dejará la herencia más rica que se puede legar: Valores personales y sociales, como la honradez, el respeto, la educación, la tolerancia, la intimidad, el amor al campo y la naturaleza, el luchar siempre porque a tu Reina y tus Infantes no les falta de nada aún a costa de tu propia salud. Jamás habrá otro Rey para mí. Bueno, sí, tengo otros dos Reyes pero de esos ya os he hablado en otra ocasión. Hoy solo voy a gritárselo al mejor Rey de todos. Al que me dio la vida que trato de vivir como mejor sé, dentro de lo que él me ha enseñado. Larga vida a mi padre. LARGA VIDA A MI REY.
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