09 marzo 2023

CUARESMA 2023 (I): "La santa normalidad"

 Echando la vista atrás hemos dejado "inconsciente" (que no muerta) la maldita pandemia. La que nos quitó Cuaresmas, Semanas Santas, y otras tantas cosas de nuestra vida sureño-sevillana cotidiana. Con el recuerdo de quien no pudo vencer a esa maldita pandemia, hemos vuelto a la deseada normalidad.

Y la normalidad nos llega de nuevo a los sentidos con forma de Cuaresma. La normalidad de la inestabilidad del tiempo ante una Semana Santa tardía por culpa de un calendario que no se fija, pese a las intenciones del Papa Francisco. La normalidad de que la ciudad cambia de nuevo su perfume, para ponerse uno que nos sigue siendo reconocible tras el paso de los siglos. La normalidad de un azahar que todavía no acaba de romper, de las tardes en las que el sol se hace un poquito más remolón para irse a dormir, y en la que los bares empiezan a cambiar su carta de tapas, dejando sitio en su lista para los platos cuaresmales.

La normalidad de cultos, de trabajo en las hermandades, de "Sus manos en las mías", de "Sidol", de inciensos y de Via-Crucis. La normalidad de "saca la túnica del altillo por si hay que llevarla a la tintorería", la de los racheos de los ensayos bajo el manto de las noches de la ciudad donde duerme el "Lucero de la Aurora", y la del viento trayendo el eco de los ensayos al aire libre de nuestra Banda de Cornetas y Tambores.

La normalidad de ver vídeos, de actos culturales, de tertulias (oficiales en locales y no oficiales en barra o velador); la de las papeletas de sitio, la de montaje y desmontaje de altares de quinario y de insignias, la normalidad del repeluco al quemar incienso de mi amigo Rafa "El Cautivo" en casa, y la de los programas cofrades en la radio y la tele. La de las primeras torrijas, leche frita y pestiños. 

La normalidad rara de volver a unas costumbres otro año más, que durante dos años no pudimos incluir en nuestra normalidad. La normalidad de la vida de una Carmona que sigue adelante, con ojos nostálgicos y creyentes, con ojos nuevos y ateos, con la expectación de una Semana que siempre se repite, pero siempre te deja momentos o sensaciones nuevas. 

Esa normalidad nos vuelve un año más, y parece que muchos ya no recordamos la ausencia de todo, por culpa de aquél castigo mundial que nos tuvo dos largos años distanciados, ávidos de volver a vivir, convivir y sobrevivir. La Cuaresma ya está en su madurez y camina a su apogeo. Apenas tres semanas nos separan del verdadero estallido de la Primavera, que es cuando el Viernes de Dolores tras la misa en San Bartolomé, los Servitas ponen pie en la Plaza de Cristo Rey, la ciudad se mancha de cera y las "gitanillas" de los balcones lucen su máximo colorido.

Ha vuelto la normalidad. La Santa normalidad. Disfrutémosla.

Feliz Cuaresma a todos.





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