17 julio 2014

EL (¿TERRIBLE?) PODER DE LA MENTE

Cuando uno se encuentra en mi estado, en el estado de "Stand by" por vaya usted a saber qué motivos, recuperándose de una etapa de esas que uno no le desea ni a su peor enemigo, tiene mucho tiempo para pensar. Y pensando, pensando un día me dije que quería escribir sobre esto. Hoy me ha cogido el cuerpo con ganas y aquí me hallo inmerso en el tecleo más desgarrador para que me lea vaya usted a saber quién, y reaccione al hacerlo vaya usted a saber cómo. Pero a lo que iba...

Que la mente humana tiene un infinito poder sobre el resto de nuestras cosas. Hay quien piensa que dominando tu propio pensamiento, tu propia mente, tu propio cerebro eres capaz de hacer cualquier cosa. No hablo de ese concepto de la telequinesis en plan doblar cucharas con el coco, no. Hablo de tener un control total sobre tu vida, sobre tu estado de ánimo, sobre las personas y las cosas. Imagino que eso los psicólogos lo tendrán dominado (o no) ya que son estudiosos del tema. Pero hay ocasiones en las que sin darnos cuenta, nos sometemos a la voluntad más negra de la mente albergando acciones mentales terribles e inconscientes. Pongo algunos ejemplos.

Sobre todas las cosas estaría la INFLUENCIA. La mente influye para recibir estímulos según los avatares de la vida que nos acaecen. Está preparada para hacerte sentir o ver cosas que antes pasaban desapercibidas porque no tenían relación con tu vida. Verbigracia de la televisión o la radio. Si por ejemplo tenías una pareja y rompiste con ella, o te dejó, automáticamente veas lo que veas y oigas lo que oigas, en tele aparecerán pelis románticas o escenas idílicas que te harán torturarte por lo que has perdido. En la radio sólo sonarán canciones de amor o desamor como por arte de magia, sintonices la emisora que sintonices. Es más si tienes la característica de que el amor que perdiste tenga un nombre que también sea una palabra de las más comunes que uses, esa palabra aparecerá hasta en la sopa para que te tortures el doble con tu propia angustia. O verás cosas, detalles, escenas que te recordarán hasta la más mínima tontería que hayas vivido con esa persona y que te haya hecho feliz. La mente por desgracia no trabaja en el sentido contrario, es tan cabrona que obvia los momentos malos para hacerte sufrir por la pérdida, en lugar de prepararte para avanzar y dejar atrás personas o cosas que no te convenían. Qué hija de puta ¿eh?.

Más ejemplos. ¿quién no ha tenido alguna vez un susto en plan "ahora no estoy preparado para ser padre/madre"? Un simple retraso tuyo o de tu pareja aunque sepas que científica, genética e incluso mágicamente no es posible que haya feto a la vista. No fallará, pasearás por la calle y solo verás bebés, carritos, anuncios de potitos en la tele, o de pañales, y tu acojone será grandioso. Eso por no hablar de si alguien de tu entorno está esperando descendencia. Entonces esos influjos se multiplican por dos. En ese caso empiezas a volverte experto en conversaciones sobre pañales, potitos, carritos, cuidado de las embarazadas, qué se puede comer, qué no, qué efectos tienen sobre el feto diferentes influencias. Es toda una amalgama la que nuestra mente pone en marcha en esos casos.

Más: Un día te ves gordo/a. Te pones a dieta porque no puede ser, te estás descuidando y la ropa ya te aprieta. Pon la tele, verás cómo de repente todo se inunda de anuncios de comida rápida, de la que atrae, o de congelados de esos que tanto te gusta echar en la freidora. Verás como proliferan los programas de cocineros en cualquier canal. Verás cómo pasas por cualquier sitio y están haciendo de comer y huele que alimenta o vas en carretera y todo son anuncios de restaurantes en las vallas publicitarias. Tu olfato ante los estímulos de comida que engorde se agudizará hasta el extremo más insospechado porque tu mente le manda la orden de torturarte. Qué bonito el mundo de la mente ¿eh?

¿Sabéis por qué creo que pasa todo esto? Porque nuestra mente está preparada para obviar lo que no nos preocupa. Es decir. Todos esos anuncios de potitos, esas películas de romanticismo empalagoso, esas cosas o detalles que nos recuerdan cosas o detalles que nunca más viviremos posiblemente, esos anuncios de comida... siempre estuvieron ahí. Pero nuestro cerebro los obvió porque nuestra mente ya los tenía registrados como vivencias actuales. Por eso no le echamos ni cuenta. No tengo posibilidad o deseo de ser padre, pasarán esos anuncios de bebés y ni los miraremos. Estoy bien con mi pareja o soltero, échame pelis románticas que me da igual. Estoy en la línea, a ver si ponen un anuncio de McDonalds para ver qué oferta es la nueva e ir a comérmela. Y todo así. Cuando uno de esos pilares de nuestra vida se cae, ahí está nuestra mente para causarnos esa desesperanza, esa angustia. 

Y esto pasa en todas (o en casi todas) las mentes humanas. Y quien no lo haya sentido que levante la mano. Si pasa y lo obvias, posiblemente pasen varias cosas, o que tienes una mente privilegiada y superdotada digna de estudio científico al dominar naturalmente esos estímulos, o es que tienes mente, pero no tienes corazón. Porque cuando todas esas influencias negativas te martillean la cabeza, el que sufre es el órgano más importante del cuerpo relacionado con los sentimientos. Y lo mismo si se tiene muy negro, ese tipo de influencias no te afectan tanto como para reconocerlo, o se puede mirar para otro lado y seguir con tu vida como si nada pasara. A mí a veces me gustaría ser así. Pero ¿Sabéis qué pienso? Que me siento orgulloso de mis depresiones, de mis influencias terribles de mi mente, porque te hacen darte cuenta realmente de que estás vivo, de que tienes sentimientos, de que no eres mala persona y sobre todo, de que hay que valorar a la gente que siempre ha estado ahí para tí. Para que cuando lleguen esas influencias que te tiran al suelo, las sustituyan por un abrazo, anulando el terrible poder de la mente. 

Y así vamos viviendo, y sintiendo, porque se puede aprender a no pensar, pero jamás podremos evitar sentir. Yo cada vez veo cosas, gestos, palabras, televisión, música, vida, y la verdad... cada una de esas veces, voy viendo las cosas más claras.

1 comentario:

Unknown dijo...

Paco , felicidades....por el artículo ......muy recomendable, yo diría que define la otra cara de lo cotidiano , la que no se ve.( Francisco Luis Fernández)

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