31 octubre 2015

LA AMERICANIZACIÓN CATETA (DESMONTANDO JALOGÜIN).

No. No me gusta Jalogüin (Halloween para anglo-hablantes). No lo celebro, primo (que diría aquel). Bueno, tengo mi mancha en el expediente, una vez, y por reirnos... Pero no me gusta, no por la fiesta en sí, ya que soy muy aficionado a los relatos de terror y la parapsicología. No me gusta porque en este puto país, como siempre pervertimos todo lo que podamos intentar importar de otras costumbres y tradiciones, a costa por supuesto de joder las nuestras. Y me explico: Desde hace unos años a un amplio sector joven de la ciudad (y ocasionalmente no tan joven) le ha dado por celebrar la fiesta americana (con origen anglosajón) de Jalogüin.  Po vale. Desde hace años, a un amplio sector joven de la cuidad (y ocasionalmente no tan joven) le ha dado por celebrar nuestras fiestas a su puñetera forma y no a la que ha mandado la tradición que siempre nos han legado nuestros ancestros.

¿Navidades? Fiesta con botellona, suciedad, potas y peleas.
¿Reyes? Cabalgata con botellona, suciedad, potas y peleas
¿Carnavales? Desfile y Carpa con botellona, suciedad, potas y peleas (y drogas varias)
¿Domingo de Ramos? Botellona, suciedad, potas y peleas (Por suerte fuera del casco antiguo)
¿Jueves y Viernes Santo? Más de lo mismo.
¿Feria? Casetas de chunda-chunda (Por suerte ya desaparecidas, ahora de moda las orquestas pop) Macetas, suciedad, potas y peleas.
¿Romería? Alcohol, Ermita hecha un asco, Caballistas borrachos con claro peligro para los peatones, potas y peleas. (años anteriores con destrozos hasta de carretas).
¿Novena? Botellona en el cubete, suciedad, potas y peleas.

Aquí tenéis el resumen del año festivo en Carmona, con la inclusión de esta americanada tan aterradora, que ese amplio sector joven (y ocasionalmente no tan joven) ha convertido en horterada. Repito y reitero que cuando digo un "amplio sector joven" no meto a todos en el saco, no sea que peque de generalizar. Pero me refiero a un amplio sector joven que por su edad no debería ni de tener siquiera acceso al alcohol, y sin embargo lo tienen. No pregunto aquí quién debería controlar eso porque costaría un post interminable, pero a lo que voy.

En esta Españita nuestra, seguimos siendo los expertos en imagen de pandereta. Parece que desde las películas de Alfredo Landa no nos hemos quitado el sambenito de que el españolito tipo es "moreno, bajito y cabreao", y pobretón, y cateto. Muy cateto. Por lo menos en Carmona que es donde hasta ahora yo he visto celebrar el Jalogüin ese. Pero es que es verdad. Estamos inmersos en un proceso de una "americanización cateta", es decir, importamos lo que nos gusta de los americanos, pero la hacemos a nuestra forma, pervirtiendo cualquier característica de la fiesta originaria que se nos antoje, y entonces, en lugar de mejorarla, la empeoramos bochornosamente, que para eso somos Españoles.

Si el contacto más cercano que tenemos con la tierra del "Tío Sam" es la televisión o internet, y usted ha reparado en cómo se monta Halloween por aquellos terruños, convendrá conmigo que los yanquis para esas cosas son también auténtica potencia mundial. Veamos algunas diferencias:

Allí el personal se curra los disfraces (única y exclusivamente con temática de terror), con maquillajes terroríficos, inspirados en su primera industria (no la armamentística, no) la del CINE. Miren que hay referencias: Drácula, Frankenstain, Fantasmas, La momia, Esqueletos, Brujas, Gárgolas, Demonios, Películas como "El resplandor", "Viernes 13", "Pesadilla en Elm St","Scream", etc. 

Aquí el personal tira con lo que tiene, y si hablamos de disfraces masculinos, se soluciona con camisetas, leotardos negros, una capa chunga, y un maquillaje más chungo todavía, porque todos los preparativos para que no falte un detalle, se han concentrado en que la botellona esté completa. Si hablamos de disfraces femeninos se trata de un maquillaje normalmente igual de mal hecho que el del "Joker" de "El Caballero Oscuro", y cualquier disfraz que parece comprado en un sex-shop. La historia es que cuanto menos tape, mejor. 

Y ahí le dan rienda suelta a la imaginación: Ellos, de enfermeros manchaos de sangre, de espantapájaros, de vampiro de andar por casa, o como dije antes, camiseta y leotardo negro, y vámonos que nos vamos. Ellas pues de gatita, caperucita, piratita... alguno que otro de bruja en el que solo identifica el disfraz el gorro de pico doblado, porque de cabeza para abajo van de "drac queen"... en fin...

El sentido del Halloween americano, aquí se torna en Jalogüin porno-alcoholico-cateto, que de lo que se trata es de que por una noche que no es Carnaval, me disfrazo como excusa para coger la misma papa que por norma cojo los fines de semana, aunque algunos casos de estos tengan la edad para hacer lo que hacen los americanos, que es pedir caramelitos por las casas...

Y así con todo lo americano, queridos lectores. Porque en esta bendita Carmona, ¿Para qué vamos a mejorar nuestras costumbre? ¿Para qué vamos a aprender cómo se monta una caseta de feria con alguna peña de las que ya existen con décadas de historia? ¿Para qué vamos a adornar una carroza para Romería? ¿Para qué vamos a aprender a tocar una caja y un bombo o una guitarra o a cantar carnavales? ¿Para qué vamos a saber en qué consiste salir de Nazareno, o de Costalero, o cómo se vive socialmente bien una Semana Santa, y el respeto que tiene que tenerse a lo que se está viendo en la calle? ¿Para qué vamos a entender que la Novena es en sí misma una fiesta "religiosa" en honor a nuestra Virgen de Gracia?. Esa es la visión que repito, y recalco, un amplio sector de las generaciones venideras no tienen. Eso es lo que provoca que algunas de nuestras tradiciones estén cambiando a peor, hasta el punto de desaparecer tal y como las conocemos, si no fuera por unos cuantos locos que curran a la antigua usanza, gastando su tiempo libre y familiar por que el resto de la ciudad disfrute de esas fiestas.

La americanización cateta: El Jalogüin, que no Halloween. Nuestros antepasados romanos sí que sabían. Ellos veían interesante alguna costumbre de pueblo conquistado, y la adoptaban mejorándola. Nosotros no hemos sido capaces ni de hacer una puñetera hamburguesa como la hacen los americanos, ¿Vamos a saber celebrar Halloween, sin darle nuestro punto golfo, bochornoso y cateto? Estaba claro que no... ¿Queréis un buen Jalogüin? Leeros las "Leyendas" de Bécquer.

Po te vi a desí una cosa. Miedo me da que la próxima fiesta importada sea el "St Patrick" irlandés, (San Patricio) o todavía peor, el 4 de Julio americano, que si allí hacen espectáculos de fuegos artificiales, apuesto a que aquí sale media ciudad ardiendo FIJO. 
En fin que me sigo quedando con la noche de ánimas y el día de nuestros Difuntos y todos los Santos. Espero no haber herido sensibilidades con esta opinión a mis lectores más jóvenes, pero en mi defensa diré, que a mí anoche me hirieron sensiblemente mi vista, y mi sentido del buen gusto... ¡¡y yo no dije ni pío, carajo!! 

28 octubre 2015

LA IMAGINACIÓN Y LOS SUEÑOS DEL DESEO

Hay veces que como no puedo tenerte... te sueño. Hay veces que incluso no puedo esperar a dormir para tener tu imagen ante mí y directamente... te imagino. Hay ocasiones en las que una simple chispa de soledad o de complicidad de la noche, hacen que me vea arrancándote la ropa al cerrar los ojos, o te observe sentándote lentamente en mi cama mientras te la quitas tú delicadamente, dirigiéndome esa mirada pícara y a la vez seria y llena de deseo.

Hay veces en que en mis sueños nos fundimos en una sola piel, mientras mis labios recorren los lugares más privados de tu cuerpo. Veces en las que no importa la hora, ni el ajetreo de los días ni el cansancio. Sólo importa la avidez con la que nos encontramos en un momento cualquiera y coincidimos en dar rienda suelta a la lujuria.  Otras veces te sueño o te imagino con un conjunto de lencería que a la par de dejar muy poco a la imaginación, resulta irresistiblemente sexy puesto sobre tu cuerpo.

En esas veces, casi prefiero no quitártelo y dejarme hacer mientras te miro amarme. Acariciar tus pechos o sujetar tu cintura o arañar tu espalda mientras nuestras lenguas se ensalzan en una húmeda conversación, y nuestros sexos convergen en la más placentera de las batallas contra la rutina diaria. Esas veces no quiero despertar, ni abrir los ojos porque te tengo, mía, a mi merced y lujuria. Esas veces sé que eres tú por lo que siento soñándote y no por lo que sueño.

En esos sueños, en ese cerrar de ojos no hay tregua para la pasión, para las embestidas que a ti casi te dejan sin aliento y a mí me colman los sentidos, para los besos interminables en cada poro de tu piel, para las caricias de mis uñas sobre tu espalda y de las yemas de mis dedos sobre tus nalgas y tus piernas. Para las palabras susurradas que nadie que no seas tú puede oír. No hay tregua para hacer todo lo que deseo cuando te veo bebiendo de tu vaso en el bar, o encendiéndote un cigarrillo, o mirando el móvil, o callada mientras te quedas pensativa maquinando sabe Dios qué. No hay tregua en esos sueños porque es en ellos donde nadie puede escandalizarse por los orgasmos que te provocaría, o incluso si se escandalizaran, al despertar seguirían si saber lo que han visto...

Son imaginaciones mías que a veces sueño con que sean las tuyas. Son sueños míos que a veces imagino que sean los tuyos. Y cuando no podemos encontrarnos en la vida real, imagino que es en los sueños donde nos vemos, y sueño que nos imaginamos con la desesperación de saber el placer que nos provocaríamos, las horas que pasarían siendo cómplices de nuestros gemidos, de nuestras caricias, de nuestra lujuria y nuestra ropa interior tirada en cualquier parte. 

En noches como esta, me propongo que sea una de esas veces. No descarto decirte que si es un sueño, despertaré con más ganas de ti. No descarto que si no puedo esperar a dormir y al final te imagino, mis ganas de ti acabarán por materializarse en caricias propias. No descarto nada, y lo deseo todo. Y en ese todo estaría tu cuerpo en carne y hueso, pero es lo bonito que tienen los sueños, que hasta cuando es imposible, puedo tenerte, aunque solo sea fruto de mi imaginación... 

23 octubre 2015

CARMONA, EL SEXO, LA INTIMIDAD Y LA DOBLE MORAL.

Han abierto una tienda de lencería íntima en Carmona. No se han puesto en un sitio cualquiera, si no en una calle amplia, con tráfico y de variedad comercial como es San Antón. Junto a un bar, un salón recreativo, una tienda de electrodomésticos, otra de cerámica, una abacería, una imprenta, una tienda de móviles, una pescadería, una zapatería... pero ahí reluce, con su escaparate amplio y luminoso, ropa interior e íntima, para los momentos más sexuales de los Carmonenses.

Hace tiempo que llevo queriendo escribir sobre esto, y hoy que tengo un huequito en mis ajetreados días he aprovechado. ¿Sabéis? No sé si es casualidad, pero la tienda lleva abierta más de un mes, y yo paso CADA DÍA, por la calle San Antón. Aún no he visto clientela dentro cuando he pasado, y me he preguntado: "¿y esto por qué será?" Y he intentado teorizar con varios motivos. El primero que se me ocurrió es la propia idiosincrasia de Carmona, su forma de ser, su forma de pensar y de hablar sobre terceros y nunca de sí misma (me refiero a la mayoría de la gente de este pueblo). En realidad, todos los motivos que se me ocurrieron después iban relacionados con este.

Carmona es esa ciudad con doble moral cuasi americana. Es decir, nosotros nos quejamos de que esta ciudad no avanza, de que los empresarios o emprendedores no tienen salida, pero cuando llega la hora de consumir nos vamos al de fuera que tiene su tienda aquí, o a las grandes superficies de la capital. ¿Quiere hacerse rico amigo foráneo?, ponga una tienda de lo que sea en Carmona. 

Luego pensé: "Igual es que es ropa interior de marca y es muy cara y la gente prefiere comprarse los tangas y los boxers en el mercadillo de los lunes..." Y puede que tenga razón si nos avenimos a lo que antes mencionaba. Pero se me ocurrieron otros motivos peores. Esta ciudad, tan puritana y casta como es para ciertas cosas y tan criticona y bochornsa para otras, hace que si por cualquier cosa eres medianamente conocido, se te monte alrededor una especie de "Gran Hermano" pueblerino, con debate posterior incluido tras cada imagen que alguien quiera dejar patente sobre ti.

Y me vino la idea de que si yo, por ejemplo, quisiera entrar en la tienda en cuestión, me quedaría con las ganas por miedo al qué dirán. Es más, si entrara por ejemplo para comprar un "modelito picante" para mi señora, novia, pareja o "amiga con derecho a roce", desconfiaría hasta de la discreción del dependiente o dependienta. Y ese puede ser un motivo importante por el que nunca veo a nadie comprando en esa atractiva, a la par que insinuante tienda de lencería fina. Puede ser que el carmonense piense: "sí hombre!!, voy a entrar yo ahí a comprarme un boxer o un tanga o un salto de cama pa mi parienta, y salgo en los periódicos". 

Correcto. Ese es el hobby de esta ciudad, sacar en los periódicos a la gente por algo que debería ser normal. Queremos subirnos al carro de los pueblos y ciudades que avanzan, queremos ser una Sevilla en pequeñito, y por nuestro propio patetismo en ciertos temas, NUNCA LO SEREMOS (le duela esto a quien le duela). Me remito por ejemplo a cuando abrieron un sex shop. Yo no sé por qué cerraron, pero me imagino que por montar uno más grande con las ganancias del primero, desde luego no fue.

Vamos de modernos, de cosmopolitas, pero luego en torno a la intimidad de los demás no tenemos el menor de los respetos y largamos hasta el último dato que tengamos (y si no, nos lo inventamos) sobre quien sale con quién, quién ha dejado a quién, quién es de tal orientación sexual, quién está liao con quién... damos mucha pena, por no decir asco.  Y luego eso sí, cuando se abre cierta casa PRIVADA en la ciudad, para quien no tiene la posibilidad de encontrar pareja para desahogar sus instintos más naturales, se arma un "akelarre" para expulsarlos de la casa y cuasi del pueblo.

¿Una tienda de ropa íntima? Espero que sea casualidad eso de que yo nunca la vea llena de clientela cuando paso y vayan a otras horas, porque si no, mal futuro puedo augurarle, como todo lo que se refiera a comercios sobre sexo e intimidad (aunque también vendan "bragas sobaqueras" o ropa interior de lo más normal y de lo más chula). Este pueblo me recuerda a la doble moral americana. En la tele ni una escena de sexo y cualquier palabra malsonante tapada con un pitido, pero luego imágenes de cadáveres que causa la violencia callejera, las drogas, o la imagen de Bin Laden masacrado o el ahorcamiento de Hussein. Salvando las diferencias, aquí somos igual de hipócritas, pero menos grandes, aunque sí mucho más criticones. Hasta el punto de que quien decida usar alguna de estas tiendas, tiene que hacerse una auténtica proposición de valentía y de indiferencia ante lo que ya sabe, que van a opinar los demás... 

MANDA COJONES....
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